_
_
_
_
Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La dura realidad

La estructura dramática de esta película recuerda la de otra aún reciente entre nosotros, estrenada durante el último verano. La acción de ambas, de aquella titulada La pareja chiflada como la de ésta, giraba en torno a dos hombres. En la primera, dos viejos actores; en la segunda, dos maduros homosexuales. Del arte a la vida, del empeño de fingir al empeño de vivir realmente, esta escalera a que alude el título, más que para subir al cielo tal como afirma uno de los protagonistas, se diría que sirve a ambos para huir de la realidad que les rodea, un mundo cruel, una dura realidad de madres y noches sórdidas, mendaces y agresivas. Si el arte, a partir de cierta edad, se contenta con volver la mirada hacia atrás, el sexo. en cambio, perdura y lucha por sobrevivir en estas dos acabadas criaturas. Pareja extraña, pero a la que el desden, la mutua compasión los celos y las lágrimas prestan un tono especial, de caricatura del amor no se sabe si querida y buscada, y planteada casi en todo momento como una actitud eminentemente defensiva. Estos dos hombres. el uno barbero y el otro artista fracasado unen pues sus mutuas decepciones en la gran derrota del sexo común. eternamente presente en el filme como en sus relaciones dentro de sus habitaciones solitarias y mezquinas. Stanley Donen nos ofrece casi siempre tales relaciones en clave de humor, humor, a ratos demasiado elemental. espeso y duro como el ambiente en que la acción se desarrolla, con la momia que clama y vegeta desde las sucias sábanas del lecho. al compás de la aventura truncada con el joven complaciente a sueldo. entre labores domésticas que lleva a cabo la parte más débil y a la vez más fuerte de la pareja.La historia se nos cuenta en broma porque hasta hace relativamente poco tiempo y no sólo en España, las obras sobre homosexuales no admiten prácticamente otro tratamiento. Si se compara el de ésta con el de Domingo, maldito domingo, por ejemplo se comprenderá el camino recorrido desde en tonces y lo que va de un realizador a otro en lo que a sensibilidad y entendimiento puede darnos hoy el cine. La interpretación. acorde con el tono general. ha sido confiada, tal como se acostumbra en estos monumentales mano a mano a dos, monstruos del arte de lidiar empeños especiales. Richard Burton se lleva en éste la parte del león quizá porque su personaje es el más agradecido por más rico o por más complicado. Su oponente, Rex Harrison. tiene a su cargo la otra cara de la moneda. más fácil y tópica aunque en las secuencias iniciales. llegue a hacernos esperar lo contrario. A medida que la historia avanza. según los personajes frente a frente. van lidiando por turno el difícil toro del amor y del sexo compartidos. hasta llegar a la plenitud de sus tipos respectivos. Burton, con su cráneo vendado, sus arrebatos repentinos, su odio y afecto para con la madre, y su cariño y desdén para su amigo y compañero. acaba por erigirse en el dueño y señor del filme, ante un público que no sabe si emocionarse o no, si será pecado hacerlo. pecado de virilidad: si olvidar esta historia. esta escalera ingrata, enjuiciarla o participar de algún modo en ella en fin, con cualquier remoto y propio pensamiento siempre víctima de los tabús que tanto pueden aludir a cualquier tipo de actitud mental como a amores secretos y prohibidos.

La escalera

Guión de Charles Dver. basado en su obra del mismo título. Realizado por el mismo autor. Dirigido y producido por Stanley Donen. Música de DudIey Moore. Intérpretes.: Rex Harrison y Richard Burton. EEUU. Dramático. Color. Local de estreno: Cine Gayarre.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_