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Crítica:CINE / "CASABLANCA"
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una obra maestra- absoluta

Casablanca es una obra espléndida. una suma de actos milagrosos que se mantienen inconmovibles al paso del tiempo -35 años después de su estreno- como muestra incomparable de una forma de hacer cine absolutamente irrepetible, en la que los resultados excepcionales también se daban, aunque a costa de bastantes víctimas lanzadas al olvido.Su inclusión en el ciclo dedicado a Humphrey Bogart era más que necesario y, aunque no sea la mejor de las siete películas elegidas qué lástima no poder hablar de todas y de cada una, por falta de espacio- sí es la más completa y rotunda, incluso con sus insuficiencias. Casablanca nos demuestra también, una vez más, lo peligroso de los clichés y de las ideas recibidas sin contrastar, Michael Curtiz, su director, un veterano hombre de cine con una amplísima carrera a sus espaldas, que empezó en Hungría a los veintidós añós en 1912 y concluyó en Estados Unillos, en 1961 no mereció en vida demasiados aplausos de los críticos, aunque su estilo dinámico y restallante, repleto de invenciones dramáticas y con un ritmo espléndido, haga de este filme ahora reestrenado una de las cumbres indiscutibles de la industria americana, muy por encima de otros títulos rimbombantes y pretenciosos

Casablanca

Director: Míchael Curtiz, Guión: J. J. Epstein y H. Koch. Intérpretes: Humphrey Bogart, Ingrid Bergman, Paul Henreid, Peter Lorre, Claude Rains, Sidney Greenstreet, Conrad Veidt. Estreno en v. o., cine Bahía.

Casablanca es una obra de circunstancias un buen ejemplo del género bélico antinazi que floreció esporádicamente en Estados Unidos, a principios de los cuarenta, pero su calidad rebasa los límites dramáticos impuestos por la época para alcanzar un puesto mucho más sólido y rotundo. Pocas veces se ha dado un cine tan eficaz y económico, en el que los actores ocupan el lugar preferente de una historia convencional aunque sólidamente construida y contada.

Lo que importa es el resultado, la potencia creadora de un equipo de profesiónales capaces de dar lo mejor de sí mismos cuando las condiciones de trabajo lo permitían. Jamás estuvieron mejor los intérpretes de esta excepcional obra cuya nueva visión en su lengua original multiplica el gozo de los espectadores, enfrentados a un relato lleno de resonanclas románticas en torno a un amor loco, sometido a la presión del deber politico y la conciencia ética. Pocas veces el melodrama más desbordado se ha unido a una realización más límpida y racional, más estricta y completa.

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