Una misma medida para todos
Si para Santiago Carrillo hay que aplicar la prescripción de responsabilidades según el criterio de ese periódico, y como es normal en este caso, ya no se le denomina criminal, pese a que se ha demostrado por historiadores nada sospechosos, como Ricardo de la Cierva, su directa intervención en la muerte de 10.000 españoles asesinados en Paracuellos del Jarama, en noviembre de 1936, no sé cómo su periódico, en su número de 9 de diciembre y en grandes titulares, aplica el calificativo de «criminal» al señor Pieter Menten, al que se le acusa de haber mandado matar, a 120 judíos polacos, en unas aldeas soviéticas, en el año 1941, en plena guerra mundial.Es verdaderamente vergonzoso, y es normal que canse a la gente que piensa lo que lee, que se califique siempre de criminales a todos los que cometen estos execrables actos desde el lado nazi, o fascista o incluso por la derecha, y en cambio se quite totalmente importancia y se pida la prescripción de las responsabilidades cuando se trata del asesinato de personas por el mero hecho de ser anticomunistas.
¿Qué se hubiese dicho de la España franquista si con la razón de su victoria hubiese enviado un comando a París para raptar a Santiago Carrillo, juzgarlo y fusilarlo en Madrid por sus crímenes? No hace falta ni decirlo, nos lo suponemos.
En cambio, cuando un comando israelita, con la victoria de los sufrimientos de su pueblo y de ser un país nacido de un acuerdo de la ONU, se desplazó a la Argentina y violando todas las normas de Derecho Internacional, se apoderó de Eichman, lo trasladó a Israel, lo juzgaron y condenaron a muerte, se presentó ante todo el mundo como justa esta actuación.
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