"Creo que la censura económica es la fundamental"

En Barcelona se estrenó hace días La muerte del escorpión, primer largometraje de Gonzalo Herralde y que ha supuesto una de las revelaciones de la presente temporada.

«En La Muerte del escorpión -declaró a EL PAIS su realizador-, intenté ironizar sobre los subproductos comerciales del cine español, centrándome en el género de intriga y el melodrama. Me interesó especialmente este genero, porque al mantener atento al espectador, también le hace entrar dentro del juego que la película propone. En definitiva, me interesa que el espectador participe en el proceso del filme, dando los elementos necesarios para una lectura abierta.»«El cine dentro del cine», es el esquema motriz de la representación. La muerte del escorpión parte de un desdoblamiento. Por un lado el filme que el espectador está viendo, con unos personajes que viven una historia y, por otro, la película que estos mismos personajes, relacionados todos ellos con el mundo del cine, tienen en proyecto: una historia de adulterio con la amenaza de un chantaje que desemboca en un trágico desenlace. Al no diferenciar estilísticamente ambos niveles éstos se entrecruzan, provocando en el espectador -al menos, esa es la intención- una intérpretación personal.

-¿Qué dificultades surgieron en el proceso de realización de la película, al ser ésta su primera obra y descontando que el panorama industrial español no suele estar por la labor de promocionar nuevos nombres, salvo escasas excepciones?

-Muy a menudo una primera película está envuelta en problemas angustiosos, originados por los círculos cerrados que tienes que romper El primero de ellos es que nadie confía en tí ya que no has hecho un largometraje y no lo has hecho porque nadie ha confiado en ti. Este proceso de producción fue lento. Escribí siete guiones para evitar quedarme encallado y también debido a que, como Buñuel, creo que «una vez escrito el guión, la película ya está hecha», al menos, en la imaginación. Al séptimo guión con un grupo de Barcelona decidimos organizar una productora que debutase con esta película, así fue como nació Producciones Septiembre que, con José María Forn (Teide PC), produjo la película.

Una vez terminada te encuentras con el segundo círculo: la distribución. En aquel momento era impensable que interviniesen en el proyecto antes de realizarló, pero una vez concluido ya no les interesa, debido a que desde un principio no has contado con ellos. Finalmente Filmax se interesó por ella.

Y llegamos al tercer círculo: la exhibición. Nuevamente me encontré con una gran desconfianza hacia La muerte del escorpión y una vez más se repetía el esquema. Después de un año de estar la película «castigada» decidimos que era fundamental poner la película en contacto con su verdadero destinatario y se estrenó «mundialmente» en Barcelona, el 6 de diciembre. La crítica entendió la película como ninguno de los ejecutivos por los que ha pasado, pero no solamente eso, sino que el público está consiguiendo que la película continúe en cartel.

-¿Cuál es a tu juicio el futuro del cine español en relación con lo que llama «los ejecutivos» de la industria?

-El caso de esta película no es nuevo, pero sí que es el caso más reciente de la falta de imaginación de los ejecutivos, de lo oligopolios del cine español, que ejercen una poderosa censura económica en nuestro cine, censura que en estos momentos me parece fundamental una vez que la política parece que va a desaparecer. Lo siento por ellos, pues deben estar preocupados al comprobar que las mejores películas -y las más taquilleras- del cine español, no salen de ellos, sino de los «independientes». Pasa el tiempo y siguen planificando sus producciones, siempre a remolque y pensando en un público de hace diez años, sin darse cuenta de que son ellos los que no han cambiado.