Soares no consigue que Brasil absorba a los "retornados" portugueses
El primer ministro portugués, Marío Soares, acompañado por el ministro de Asuntos Exteriores, Medeiros Ferreira, de Defensa, Firmino Miguel, y por el secretario de Estado, Víctor Curiha Rego, se encuentran en Brasil desde el día 15. Dos temas fundamentales ha ido a solucionar Soares en la antigua colonia portuguesa: la absorción por parte de Brasil de 150.000 retornados de Angola y Mozambique y el regreso de algunos financieros exiliados.La grave crisis por la que atraviesa Brasil, con un déficit importante en su balanza de pagos y un paro creciente, han obligado a las autoridades brasileñas a dar a Soares un rotundo no en el tema de los retornados. Brasil no puede asumir el compromiso de una inmigración portuguesa, ha declarado el canciller brasileño, Antonio Azeredo da Silveira. Los brasileños, que se hah beneficiado en los últimos años de una emigración portuguesa compuesta por técnicos y especialistas comprometidos con el régimen de Marcelo Caetano, no se han negado a recibir portugueses en aquellos sectores en los que los necesitamos. Pero lo que Soares pretende con este viaje, realizado formalmente para estrechar los lazos de cooperación entre las dos naciones hermanas, es que la huida de los técnicos portugueses termine definitivamente y regresen a Portugal buena parte de los que en Brasil residen en la actualidad.
En Brasil no sólo residen técnicos, sino también financieros y políticos del antiguo régimen. Los industriales Champalimaud, Espirito Santo, Jorge de Brito, Quina y tantos otros, escapados literalmente dé lisboa en'los tiempos más duros de la revolucao, han contribuido en estos dos últimos años al desarrollo de la economía brasileña, y, al menos por el momento, parecen confiar más en la estabilidad del régimen de Ernesto Geisel que en las promesas de Soares, cuyo socialismo les parece peligroso. A pesar de todo, Soares, consciente de que las inversiones privadas extranjeras no llegarán a Portugal si antes no llegan las inversiones de los firíancieros portugueses, está dispuesto a dar garantías. Algunos de estos financieros serán invitados a las recepciones en honor de la delegación portuguesa, y no sería extraño que hubiera incluso proposiciones concretas, particularmente a los integrantes del grupo Quina.
El profesor Marcelo Caetano y el ex presidente de la República Américo Thomas también residen en Brasil, pero, por el momento, su vuelta parece más problemática.
La descolonización posterior al 25 de abril de 1974 obliga al Gobierno portugués a estrechar sus lazos con Brasil más allá de la comunidad luso-brasileña inventada por Salazar, que no daba resultados concretos en los planos económico y comercial. Perdidas las colonias, y con una integración a la Comunidad Económica Europea que está únicamente planteada, los portugueses tienen necesidad urgente de incrementar sus relaciones económicas con Brasil, cuya competencia en las antiguas colonias de Africa está originando problemas a la débil economía portuauesa.
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