Breve visita del presidente francés a Italia
El presidente francés, Giscard d'Estaing, se entrevista hoy con el presidente italiano, Giovanni Leone, en San Rossore, cerca de Pisa. Con el premier, Giulio Andreotti mantendrá, en Villa Salviati, una conversación ya programada de tres horas.
Giscard d'Estaing, artífice de primer plano de los acuerdos de Bruselas para el Parlamento Europeo a sufragio universal, está empeñado en una dura batalla contra las izquierdas, regañado con los gaullistas rebeldes, y con una corte constitucional que ha aplazado un mes más el darle una respuesta sobre la constitucionalidad de los acuerdos de Bruselas.Andreotti, como se sabe, representa un Gobierno sin mayoría parlamentaria, cuyo oxígeno a largo y corto plazo depende del consejo nacional de la Democracia Cristiana que se tendrá el 10 de diciembre próximo. La agitación del capote rojo de la derecha del partido, Fanfani y De Carolis, no se sabe si es una amenaza real y objetiva o más bien un entretenimiento para adormecer al toro comunista. En realidad, el que paga consecuencias de una u otra política es el Partido Comunista, para cuya base el poder se toma y no se mendiga.
¿Hacia un directorio europeo?
Se habla, así, de un «deshielo París-Roma». Durante las elecciones del 20 de junio pasado, Giscard adoptó una «postura americana» respecto de Italia. Giscard ha pensado siempre en una Europa en la que Italia es una especie de pariente pobre. Primero pensó en un directorio a dos con los alemanes -niediante relaciones especiales-, que luego amplió a tres con Inglaterra. Ahora quisiera ampliarlo a cuatro, proponiéndole a Italia contactos periódicos. Es posible que en, San Rossore o en Villa Salviari se hable de alta tecnología, como premisa de una Europa que sea capaz por sí misma de salir de la crisis económica que le atenaza. Es más seguro que, «esperando a Carter», ni Andreotti ni Giscard toquen problemas de estrategia política global, máxime cuando está reciente la cumbre de La Haya y cuando en las relaciones Norte-Sur ya se han tocado los problemas específicos de una Europa mediterránea en la que Italia no puede dejar de ser un elemento estabilizador.Otra hipótesis es que a Giscard, después que decidió participar en la Internacional Democrática-Liberal, le preocupe la «cuestión comunista» italiana o el eurocomunismo, y quiera ver más a fondo y claro.
Con un pie en el estribo para su viaje a América, Andreotti se encuentra en una posición excelente,no sólo para dar más oxígeno a su precario Gobierno, sino para abrir un resquicio de esperanza a soluciones más sólidas y apuntaladas internacionalmente y retirarse en paz, porque ya no hace falta.
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