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México: un cuadro grave

El peculiar sistema mexicano de acceso al poder ha vuelto a funcionar y el deffin de Luis Echeverría, el presidente Portillo, se ha hecho cargo de un país con un cuadro clínico que puede calificarse de muy grave: una deuda exterior de más de 20.000 millones de dólaresuna tasa de inflación que supera el 25 %; un peso devaluado, en términos reales, en, más del 50 %; seis millones de parados e inquietantes signos de agitación social. El marco se completa con una tasa de crecimiento de las niás elevadas del mundo, 3,5 %, y casi siete millones de analfabetos.La fraseología irevolucionaria prodigada por el presidente saliente no puede contener una realidad social que la desborda, ni la crisis de un sistema generada por más de medio siglo de poder ininterrumpido del Partido Revolucionario Institucional..En este contexto adquiere pleno sígnificado que el aparato del partido, una maquinaria perfectamente engrasada, haya preferido la candidatura tecnocrática, representada por el ex núnistro de Hacierida López Portillo, a la tendencia política, encarnada en Mario Moya, ministro de la Gobernación y, según al uso, candidato que contaba mayores posibilidades.

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López Portillo asume hoy la presidencia de México

El nuevo presidente ha reconocido la existencia de, dos Méxicos:los lujos más inútiles, y otro, que es un arquetipo de país desheredado y oprimido y que no dispone de las cosas niás elementales. Una reforma agraria iniciada hace 65 años y nunca acabada coloca hoy al Gobierno frente a los grandes terratenientes -dispuestos a eliminar físicarriente a los campesinos que ocupan sus tierras- y frente a los campesinos sin tierra, a los que Echeverría prometió diez millones de hectáreas que, en una buena parte, no han sido entregadas debido al bloqueo de la burocracia del partido gobernante. Incluso se ha sugerido un intento de desestabilización del Gobierno, a cargo de los grandes intereses industriales, comerciales y agrícolas, so pretexto de que el país se encaminaba hacia el marxismo. Víctima de sus propias contradicciones y de. las ambigüeciades de su política, el PRI ve cómo se reduce el apoyo de su base social, integrada fundamentalmente por sectores urbanos (funcionarios, obreros, empleados) y por las organizaciones campesinas de masas controladas por la maquinaria del partido. La abstención electoral no cesa de crecer en los últimos años, bien que en México el acto. de votar sea una mera formalidad y el sistema debe hacer frente a una oposición organizada, pero ri o legalizada, que se canaliza fundamentalmente a través de los partidos Comunista y Mexicano delos Trabajadores. Hasta el Partido de Acción Nacional, extrema derecha, que durante 35 años hajugado el papel de opositor al PRI, se abstuvo en las elecciones de julio, cansado de hacer de eterno perdedor, que nada puede cambiar, y aleg'ando falta de democracia política, frase que habría sido igual de válida puesta en boca de la izquierda.

La condición técnica del nuevo presidente, su trayectoria y sus declaraciones en favor del liberalismo económico van a tranquilizar, sin duda, a las clases p'oseedoras de su país -donde un 10 % percibe la mitad de los ingresos totales- y al capital extranjero -léase norteamericano, especialmente-, cuyos representantes han hecho masivo acto de presencia en el acto del relevo. La dependencia mexicana de los Estados Unidos, 70 % de su comercio- exterior *y 80 % del, total de las inversiones interiores, delimita claramente el campo de maniobra de Portillo. Washington no se ha recatado de amenazar directamente a México si su Gobierno siente veleidades de integrarse en la Organización de Países Productores de Petróleo, en la cual, por su producción y reservas, ocuparía un lugar de honor.

Si la herencia de Echeverría ha sido pesada en el plano interior, sus seis años de tercermundismo mifitante han hecho ganar muchos puntos a la imagen exterior mexi

cana: desde el mantenimiento de relaciones con cuba, hasta la ruptura con el ( iz- ~ie Pinochet, pasando por L- ~.~,~,~ión del Sistema Económico no Americano (SELA), y oposición a la

ONU, y su ~, ac,' ion, de la Carta de los derc, y los deberes económicos;- i-.s EEstados. Portillo debe jugarsela sin perder, con estas baraja mezcladas.

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