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Entrevista:

"No hay ningún cantante directamente político"

Entrevista con Pi de la Serra ante su reaparición en Madrid

Ángel S. Harguindey

Si los hijos de puta volasen nunca veríamos el sol y Echemos un polvo son dos de las nuevas canciones que estrenará Pi de la Serra en los recitales del próximo lunes y martes en el teatro Alcalá. Las canciones han pasado los oportunos trámites admnistrativos y los recitales también, detalle este último que no parece tan sencillo puesto que son las primeras intervenciones del cantante en siete años de intentos.

«Me gustaría -declaró Pi de la Serra a EL PAIS- que el cantar en Madrid fuera un hecho- normal y no lo es, porque cuesta mucho. Hay demasiados problemas administrativos ... » Además de tardar siete años en poder hacerlo, Pi de la Serra fue interrumpido en la tercera canción de su último recital, en esta ocasión en Oviedo y hace escasos días, sin que se le comunicara el porqué de la medida, cuando en el acto no se habían producido ningún tipo de incidentes. El permiso madrileño supuso también una serie de pequeños inconvenientes, desde solicitar unos poderes notariales para recoger el permiso, puesto que que quien iba a recogerlo no era la persona que lo había solicitado, hasta llamar al teatro para responsabilizar a los propietarios de lo que pudiera ocurrir. En cualquier caso, y por extrañas circunstancias, los cantantes -a tenor de la reacción admnistrativa- se han convertido, con frecuencia, en los enemigos públicos números tres o cuatro, lo que no deja de ser desmedido.«Creo que no hay ningún cantante directamente político y que habrá que repetir constantemente que nuestra postura -y hablo un poco en nombre de todos- no ha cambiado en nada tras la muerte de Franco. Lo que .deseábamos antes lo seguimos deseando ahora. Lo que me parece contradictorio es que: un Gobierno que parece tender hacia la democracia ponga tantas trabas para cantar.

Lo que nos ha ido salvando un poco fue el que no lo hacemos demasiado mal, aunque parezca inmodestia, y sobre todo, el comportamiento del público. Si se piensa que en Canet, por ejemplo, hubo un atentado que supuso dos horas de retraso y que la gente esperó con paciencia el. comienzo, se tendrá una idea del civismo del espectador. Nosotros hemos sido siempre cantantes normales. La imágen nos la ha puesto siempre el Gobierno"

Zeleste

Cataluña parece vivir momentos de gran interés musical. Al margen de los nombres ya clásicos -pese a ellos- de Raimon, Pi de la Serra, Serrat, o Lluis Llach, hace tiempo que surgieron diversos grupos o individualidades más afines con lo contracultural, en el que el nombre de Zeleste resulta clave.

« De todo eso hay algo que. nunca compartí, ni siquiera en tendí: todo lo relacionado con la hipotética existencia de una filosofía rock, de un modo de vida específico. Pienso que eso es más invención de las casas de discos norteamericanas que realidad. Ahora bien sí creo que entre los músicos de Zeleste los hay muy buenos, que trabajan mucho y bien. Quizá en esto! momentos. al abandonar lo de la Orquesta Mirasol, convencidos de que lo que vale es lo autóctono, están metiéndose en una vía difícil (han creado La rondalla de la osta), pero en cualquier caso su principal problema es la falta de medios. No se promoción nada este tipo de actuaciones ... »Después Pi de la -Serra volvería a insistir en que lo que más le gustaría sería el poder trabajar sin otras complicaciones que las propias de la composición e interpretación musical. Que puesto que paga los impuestos y está sindicado -es decir, que cumple con lo establecido- no deberían existir otras trabas. Que en Suecia hay discotecas subvencionadas por los ayuntamientos, y de esta manera por algo más de doscientas pesetas se puede ver y escuchar a John Mayal, por ejemplo. En definitiva Pi de la Serra se lamenta de vivir en un país «diferente».

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