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Manuel Gerena: "El flamenco no tiene más remedio que ser un grito rebelde"

Manuel Gerena es casi el símbolo de la Andalucía deprimida, de la vieja rebelde Andalucía. Su voz, desgarrada y terrible, suena bajo prohibiciones en distintos puntos de España y fuera. Sus letras, elementales, simplísimas, se venden en libro por millares.Hace bien poco cantó en Madrid, por primera vez, en un sitio público. Lo anterior había sido el Festival de los Pueblos Ibéricos en el campus de la Autónoma. Y el resto, el silencio. Con motivo de esta actuación, insólita por ser la primera, Gerena contesto a una rueda de prensa, en su casa de discos.

-Yo no soy un cantaor que necesite cantar política. Yo escribo por necesidad de decir lo que he visto desde niño, y canto porque necesito cantar lo que escribo. El cantar y el escribir es parte de mi necesidad de ir abriendo mi mente para entender la vida y el mundo. Sólo fui dos años a la escuela, entre los ocho y los diez, y ése es tiempo de jugar. Conozco lo que es encontrarme con un libro, y tener que cerrarlo, porque cansa ir constantemente al diccionario.

Y soy político, porque lo que hago, al margen de los manejos, es una defensa de los derechos del hombre, y una exigencia de todas esas cosas que nuestro pueblo necesita. La gente que se niega a participar en la política del pueblo es más política que nadie, aunque más inconsciente.

Por detrás de esta autoafirmación de su autodidactismo hay una ágil y fuerte inteligencia natural, que trae en jaque a los informadores. A las preguntas con mordiente responde con humor, volviéndola y arañando. Por ejemplo, cuando EL PAIS le preguntó que ¿quién le aupaba? Que ¿cómo explicaba su indudable éxito y sus ventas?

-Yo es que soy un tipo simpático. En serio, no me aúpa nadie. Yo me dedico a cantar a un pueblo, a su lucha y sus necesidades. Y lo que hago es honrao. La censura no me favorece, aunque hay quien pueda pensar que sí. Porque me prohíben no es constructivo. Lo constructivo es que pueda cantar, que es lo que sé hacer.

Preguntado sobre el flamenco, este género polémico en que se inscribe su cante, dijo: «El flamenco, a nivel sicológico, no tiene más remedio que ser un grito rebelde. Que va más allá que «mi madre murió» y mi «burrito se cayó». Es el grito de nuestro pueblo, como el blous negro es el del suyo... Y mi flamenco es consciente de esto. Un cante es un cante, pero un hombre es un hombre. Y una palabra en defensa del hombre vale más que todas las artes. No vale el arte vacío.» «En cuanto a mí -dijo-, intento quemar mi mito, aunque en un momento haya podido ser válido. Yo soy un hombre normal, no soy más que nadie. Y canto porque hay mucha gente que necesita que yo cante, ¡ea!»

Sobre cómo vive, Gerena contestó con humor: «Muy bien. El pueblo me quiere mucho...,y no es el oro de Moscú.»

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