Progres y reaccionarios
Colorín colorado, película producida por Eco Films y Luis Megino, P. C Guión de José Luis García Sánchez y Juan Miguel Lamet. Fotografía: Magí Torruella. Música: Víctor Manuel. Intérpretes: Juan Diego, José Sazatornil, Teresa Rabal, Mari Carrillo, Fiorella Faltoyano, Antonio Gamero. Estrenada en Luchana, Richmond, Carlton, Torre de MadridJosé Luis García Sánchez pertenece a una generación más que perdida, sacrificada y silenciada, en la que podrían incluirse otros nombres, como Manolo Revuelta, Cecilia Bartolomé, Manolo Gutiérrez, Paco Betriu, Mario Gómez, Antonio Drove, Alvaro del Amo..., muchos de los cuales ni siquiera han podido demostrar sus condiciones en la industria. Junto con treinta y siete compañeros fue expulsado de la hoy extinta Escuela de Cine y colaboró en muchas producciones malditas -Nueve cartas a Berta, Canciones para después de una guerra...-, además de escribir numerosos guiones imposibles y realizar algunos cortos muy valiosos: Loco por Machín y Labelecia, belació. Los dos largos que ha estrenado (El love Jeroz y este que ahora presenta) nos transmiten, muy incompletamente, su temperamento creador, sarcástico e incisivo, así como una excepcional capacidad para el humor, dentro de la más recia tradición celtibérica, en directa comunicación con toda clase de públicos.
Su primera obra larga combinaba ya la aparente servidumbre a los moldes de la comedia con una intención ideológica situada en las antípodas de sus habituales seguidores. Los personajes y situaciones consabidas de los productos comerciales se transformaban en retrato dramático de la sociedad española caracterizado por su intención corrosiva y demoledora.
Colorín colorado prosigue la misma línea, pero es, si cabe, más interesante y atractiva que su predecesora, e intenta ser, simultáneamente, sincera, comercial y digna, exigencias difíciles de conciliar. Se trata de una película muy divertida que no sólo pretende divertir, en la que encontramos uno de los planteamientos más rigurosos y críticos filmados hasta ahora en España sobre nuestra realidad cotidiana, aunque el tratamiento se cubra con las apariencias de una comedia intrascendente.
El guión se centra, implacablemente, en el proceso de una asimilación social o de un desclasamiento, si queremos. El personaje independiente, rebelde y liberado, acabará cayendo en todas las trampas de la familia de su mujer, en una sucesión de acontecimientos que recogen todas las convenciones del género -seducciones, diálogos, enredos- sin ninguna de sus servidumbres.
Estamos ante un buen ejemplo de lo que puede dar de sí una línea de trabajo posibilista y hábil, que pacte con la industria establecida. Para llegar más allá es preciso radicalizar la fórmula de producción, sin perder el contacto con el espectador, acentuando los elementos críticos y satíricos. José Luis García Sánchez puede -y debe- ahondar ese camino, sin abandonar a los magníficos profesionales de que ha sabido rodearse, entre los que destacan, aparte de los actores, los productores -Megino y Jacoste-, el director de fotografía -Magí Torruella- y el insólito intérprete que es Antonio Gamero, una de las presencias más fascinantes del cine español.
Babelia
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