Gran Bretaña expulsa a un ex agente de la CIA
El ex agente de la CIA, Philip Agee, y un periodista americano de un vespertino londinense han recibido notificaciones del Ministerio del Interior, en las que se les informa de las órdenes de deportación que obran contra ellos. En el caso de Agee, que vive en el Reino Unido desde hace cuatro años, se considera que ha obtenido información que podría dañar la seguridad de este país. En cuanto al periodista Mark Hosenball, del Evening Standard, se ha explicado su orden de deportación diciendo que ha tratado de obtener y ha obtenido para su publicación, información dañina para la seguridad del Reino Unido, y que esa información ha incluido elementos perjudiciales para la seguridad de servidores de la corona.
Las órdenes de deportación, que podrán hacerse efectivas después de que los dos afectados defiendan su posición ante un cuerpo consultivo especial, se han cursado de acuerdo con la ley de Emigración de 197 1, que alude a personas cuya presencia no contribuya al bien público. Según comentaba ayer The Times, se piensa que es la primera vez que se aplica este apartado de la ley.
El periodista del Evening Standard, afincado aquí desde 1969, trabajó también para Time Out, una revista-guía de espectáculos, cuya línea general es izquierdista. En Time Out, Hosenball publicó diversos reportajes de investigación que, según recogía la prensa inglesa de ayer, Hosenball considera que habrán decidido al Ministerio del Interior a tornar esta acción contra él. Uno de los informes que hizo, explica el mismo interesado. fue acerca del cuartel general de comunicaciones que el Gobierno utiliza en la localidad de Cheltenham. Hosenball escribió también un artículo para la misma revista sobre la identidad de los agentes de la CIA que actúan en Gran Bretaña. En el Evening Standqrd el periodista norteamericano había estado investigando las informaciones existentes sobre una pretendida campaña de descrédito seguida por la policía sudafricana contra políticos del Reino Unido.
La CIA por dentro
Philip Agee, el ex agente de la CIA que desde que la dejó se ha dedicado a tratar de neutralizar completamente a sus miembros, estaba trabajando en este momento, según publicaba ayer el Evening Standard, en un nuevo libro en el que cuenta una serie de historias acerca de actividades llevadas a cabo por la CIA. El ex agente explica que en ese libro narra esas actividades partiendo del final de la segunda guerra mundial y saltando de región a región para demostrar que la clase de metodología que fue usada en Chile, estaba siendo utilizada continuamente a lo largo de todo el mundo, en Europa oriental y occidental, en Africa y en el Extremo Oriente.
El primer libro de Agee fue publicado hace dos años en Londres. Titulado «CIA Diary, inside the Company» (Diario de la CIA. La Compañía por dentro), era una autobiografía en la que se narraban los métodos seguidos por la CIA en los países en los que Agee estuvo destinado. Como apéndice del libro, Agee incluyó una lista de -personalidades políticas, especialmente latinoamericanas, que según el autor han servido corno enlaces de la Central Americana de Inteligencia.
Información dañina
Agee declaró ayer que «una de las razones» por las que se ordenó ahora su deportación del Reino Unido es que la CIA tiene un nuevo jefe de estación en Londres y ésta podría ser una de sus primeras órdenes. La carta en la que se me anuncia que voy a ser deportado dice que yo he ido diseminando información que puede ser dañina e injuriosa para la seguridad del Reino Unido, pero esto no es verdad Yo no he dicho nada acerca de la seguridad británica ni sobre los servicios británicos encargados de protegerla. No sé nada acerca de eso.
Philip Agee dice que en su nuevo libro, no trata directamente el tema de Gran Bretaña. El ex agente, cuya primera publicación alcanzó un gran éxito de venta en el Reino Unido, afirma que considera «extraño» y «sorprendente» todo él asunto en el que ahora se ha visto envuelto.
Hosenball y Agge no relacionan sus casos, a pesar de la nacionalidad de ambos, americanos residentes en el Reino Unido. Las informaciones recogidas por la prensa británica de ayer lo que el Ministerio del Interior piensa acerca de las consecuencias que están teniendo los anuncios de deportación, aseguran que las razones por las que se han adoptado estas decisiones son poderosas y han sido tomadas después de ser considerada durante un largo período. Las mismas informaciones niegan que el Ministerio del Interior haya actuado presionado por Washington, por complacer a la CIA, según dice el periódico al que pertenece uno de los que se enfrentan a estas órdenes de deportación: se ha dicho que el asunto es una cuestión absolutamente británica y que sólo se han tomado en cuenta intereses británicos.
Espías ingleses
Tal punto de vista puede esta relacionado con el escándalo quo se produjo en Gran Bretaña a raíz precisamente, las revelaciones de Hosenball sobre los agentes de la CIA en Gran Bretaña y en otros países, publicadas en el semanario Time Out.
El 6 de junio pasado, inmediatamente después de aparecida en la revista la lista de los espías británicos de la CIA, el corresponsal de Washington Post en Londres, Bernard Nossiter, afirmó en un artículo que «muchos de los corresponsales ingleses en el exterior» eran agentes de los servicios secretos británicos. Nossiter llegó incluso a declarar que según le había comunicado «el director de un distinguido periódico», más de la mitad de sus corresponsales «estaban en la nómina del Secret Inteligence Service» (SIS).
El artículo del representante del Post fue rápidamente contestado por toda la prensa inglesa, que acusó al periodista norteamericano de «fácil y peligrosa especulación». Entre las críticas destacó la del subdirector de The Times, Louis Heren, quien condenó ese «juego peligroso, que podría poner -expresó- una pistola en la cabeza de los corresponsales británicos en el exterior».
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