Renace la Asociación de Titulados de Cine
El cine, su enseñanza, la importancia y el peso cultural de sus profesionales, sus movimientos asociativos, son realidades marginadas -o casi- por los últimos gobiernos que hemos disfrutado. De una situación que casi podría calificarse de privilegiada -retrospectivamente hablando- durante el ministerio de Fraga, con García Escudero en la Dirección General de Cine, se pasó a otra liquidadora, que ha culminado en la extinción de la Escuela Oficial de Cine, por un lado, y la creación de la rama de imagen en la Facultad de Ciencias de la Información, por otro, mientras la enseñanza profesional de las tareas y oficios cinematográficos se ha desatendido por completo.La Asociación de Titulados de Cine (ATC) había nacido para coordinar y promocionar a los titulados de la Escuela, pero hasta ahora, salvo excepciones, había arrastrado una vida corporativa más que mortecina e inoperante. Un grupo de titulados de aquel centro, hoy extinguido, conscientes de la necesidad de poner en marcha y revitalizar la enseñanza del cine en España, de canalizar las aspiraciones de sus socios para convalidar sus estudios, para normalizar su situación como tales profesionales -algunos socios, con más de veinte años de antigüedad, todavía no han podido recoger su título-, se han reunido para volver a poner en marcha la Asociación.
El primer acto público que va a señalar esta nueva etapa es la exhibición de las películas realizadas en la Escuela por sus socios, muchas de las cuales estaban secuestradas desde hacía años en una confusa situación que ahora se quiere aclarar definitivamente.
Las proyecciones tendrán lugar cada viernes, a partir del día 19, a las siete y media, en la tercera planta del antiguo edificio de la Escuela Oficial de Cinematografía, en la carretera de la Dehesa de la Villa, sin número. Se destinan, en principio, estas proyecciones a los propios socios de la ATC -es decir, todos los titulados de la EOC que se inscriban- y a los periodistas especializados. El primer programa comprende títulos tan esperados e inéditos como Antoñito vuelve a casa, de Manolo Revuelta; La caza de brujas, de Antonio Drove; Caperucita y el lobo feroz, de Cecilia Barolomé; Los buenos samaritanos, de Francisco Montoliu, y otros muchos.
Babelia
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