Ayer se inauguró el VI Congreso Nacional de Pedagogía

Ayer por la tarde se inauguró, en la sede del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, el VI Congreso Nacional de Pedagogía. El acto inaugural estuvo presidido por el subsecretario de Educación y Ciencia, señor Martín Retortillo quien señaló el papel preponderante que la educación deben asumir en la futura sociedad española, y dijo que era imposible concebir una sociedad democrática, participativa y responsable sin una educación del pueblo para el libre juego de su libertad.

El presidente del congreso, Víctor García Hoz, disertó en tomo a la crítica y porvenir de la educación y expuso que, frente a la organización escolar centralizada, puede objetarse la institucionalización de la escuela autónoma, ya que sólo ésta tiene posibilidades de estipular y orientar la autonomía personal de los estudiantes.Al final del acto, un grupo de universitarios de la sección de pedagogía de la Universidad Complutense intentó leer un documento elaborado en distintas asambleas de estudiantes, en el que se denunciaban algunos aspectos del congreso. El presidente del mismo les dijo que no podrían leerlo y les invitó a hacerlo hoy durante la primera sesión. Los alumnos desestimaron la propuesta por considerar que si era un documento que ponía en cuestión el congreso no podían leerlo.

Los alumnos de pedagogía denuncian en su escrito el, a su juicio, divorcio existente entre los problemas reales de la pedagogía en España y la estructura y contenido que se ha dado al congreso y cuestionan la forma de convocatoria, ignorando la participación de una serie de estamentos afectados por los problemas pedagógicos y haciendo una particular selección del grueso de las ponencias presentadas. Según los estudiantes, todo esto revela una contradicción entre el planteamiento formal de la igualdad de las relaciones docente-discente que se les imparte en las clases y los criterios elitistas de convocatoria del congreso. También apuntan «la deliberada falta de información», las fechas de celebración de las jornadas y el excesivo coste de las cuotas de inscripción -entre 5.000 y 6.000 pesetas-, «que ratifican su carácter selectivo».

A la vista de lo anterior, los estudiantes de pedagogía afirman que «la finalidad, objetivos y significados de este congreso responden sólo a los intereses ideológicos de la pedagogía oficial, que intenta perpetuarse a sí misma». Por último, los alumnos muestran su preocupación en un triple frente: como personas implicadas en la pedagogía, por la grave situación de la enseñanza; como universitarios, por la inadecuación entre la enseñanza recibida en las aulas y las necesidades sociales de hoy, y como futuros pedagogos, por la falta de salidas profesionales y la delimitación de éstas, así como por el paro y el subempleo de la mayoría de los profesionales frente a la acumulación de puestos en manos de una minoría.

También manifestaron su desacuerdo con el Congreso, el Seminario de Pedagogía del Colegio de Doctores y Licenciados de Madrid y la Comisión de Pedagogía de Valencia, por las elevadas cuotas de inscripción, la insuficiente, información y difusión de su convocatoria, el contenido que figura en el programa y la marginación de los, licenciados en paro.