Crisis abierta en Irlanda tras la dimisión presidencial
La crisis política y constitucional que ha surgido en la República de Irlanda tras la dimisión del presidente O'Dalaigh no se podrá resolver fácilmente, porque el Gobierno ha resultado particularmente dañado por lo que ha ocurrido.
Después de una reunión de emergencia, el Gabinete parece dispuesto a permanecer a la cabeza del país, tratando de restaurar su prestigio, disminuido por la actitud de uno de sus miembros, el de Defensa, quien con su insulto a la figura del presidente ha precipitado una situación que no tiene precedente en la historia de la República.El Gobierno irlandés esperaba que O'Dalaigh reconsiderara su decisión y se ofreciera para una reelección. Pero el presidente dimitido, que ha regresado a su casa como un ciudadano privado en edad de retiro -tiene 65 años-, ha indicado ya que no piensa volver al cargo, y que su renuncia era la única salida que había para salvaguardar la institución que él representaba.
La crisis es, en todo caso, una secuela de muchas tensiones, cuyo origen principal está en la existencia del terrorismo, que fluye al Eire trasplantado del Ulster. El insulto del ministro de Defensa al presidente -lo llamó «vergonzosa desgracia»- se produjo en un acto militar celebrado horas después de que un policía fuera alcanzado por una bomba dispuesta por activistas revolucionarios relacionados con el IRA.
El Gobierno actual ha tomado medidas antiterroristas, que la oposición. a cuyo partido perteneció O'Dalaigh hace unos anos, calificó en su día de «exageradas». La decisión del presidente de congelar esas medidas por un tiempo hizo que el presidente fuera visto como un obstáculo por algún miembro del Gabinete. Esa actitud, que no había salido a la superficie, se manifestó en toda su crudeza cuando el ministro de Defensa, Donegan, hizo su famosa definición de O'Dalaigh. A partir de entonces crecieron las especulaciones en Dublín y se llegó a decir que lo que el ministro había dicho no era otra cosa que la expresión de lo que se pensaba en el Gabinete.
La oposición explotó el incidente, que quizá no hubiera tenido excesiva repercusión es un pueblo extremadamente preocupado no sólo por la violencia, sino por una desesperada situación económica.
Se ha acusado al líder de la oposición, Lynch, del que se habla ahora como posible candidato a la presidencia, de usar la frase de Donegan como una excusa para minar el prestigio del Gobierno de coalición, mostrar sus contradicciones -es él Gobierno de la «Iey y el orden» y permite que sus ministros se desmanden- y ganar terreno para las próximas elecciones generales, en las que el Fianna Fail de Lynch espera vencer. Lynch ha dicho que no: «Sólo queremos preservar la democracia, que puede quedar en grave peligro si se repiten situaciones como ésta, en la que la más alta institución del Estado resulta vejada.»
La esperanza del Gobierno de llegar a un acuerdo con el Fianna Fail para elegir a un presidente de común acuerdo y evitar el sufragio popular se ve seriamente amenazada. Lo que el Gabinete quiere impedir es que en una elección sea un candidato expreso del Fianna Fail el que resulte vencedor, lo cual supondría un duro golpe para la Administración.
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