"Mi película es un poema a la libertad"
Entrevista con Milos Forman, director de "Alguien voló sobre el nido del cuco"
Algún tiempo antes de que Antonin Novotny fuera desplazado de la secretaría general del partido comunista por Alexander Dubceck, a principios del 68, la liberalización que en cualquier tipo de orden se avecinaba en Checoslovaquia se podía intuir a partir de un movimiento de directores cinematográficos vanguardistas.
Estos incitadores de diversos movimientos de reforma, durante poco tiempo y bajo el mandato de Dubcek. constituyen el resurgir del cine checo. Sátiras a la burocracia. lirismo dentro de formas humorísticas, una marcada manifestación de incertidumbre, reafirmación de la dignidad del ser humano y el escepticismo hacia cualquier tipo de dogma preestablecido, son los constantes de los cines de Jiri Menzel (Trenes rigurosamente vigilados, 66). Jan Nemec (Diamantes de la noche, 67) e Ivan Passer (Iluminación íntima, 65).Milos Forman es el cuarto realizador checoslovaco con una mayor proyección internacional. En la actualidad trabaja en los Estados Unidos de América. Y plasmó la vida de aquél país en su primera producción cinematográfica, con capital americano Taking Off (Juventud sin esperanza), Milos Forman habla para EL PAIS.
La experiencia americana
- ¿Cuáles fueron los principales problemas que surgieron, a niveles, cinematográficos, en los Estados Unidos?
- El principal era, no cabe la menor duda, la diferencia de idioma. Es por eso por lo que me ocupaba más de las imágenes que del diálogo en sí. Procuraba escribir diálogos sencillos y cortos, sin grandes parrafadas. También me asombró el nivel de responsabilidad de los actores y lo sobresaliente de todo el equipo técnico. Los auténticos conflictos surgieron dentro del orden de lo económico, aunque tenían gran confianza en mi trabajo. Ellos conocían cosas de La linterna mágica de Praga.
Milos Forman presenta en Barcelona su último filme, Alguien voló sobre el nido del cuco. Viaje relámpago haciendo un paréntesis entre Zurich y París; Forman asombra a los informadores -muy pocos- que asistimos a su conversación.
- No hay que dudar por un solo momento que Hollywood sigue siendo la meca cinematográfica. En estos momentos preparo tres películas simultáneamente: una versión de la comedia musical Hair, el musical de los sesenta, que no tiene por qué adaptarse al setenta y seis. Los valores de protesta, de evasión, de libertad, creo que siguen vigentes. Luego, trabajo con un tema melodramático del siglo XIX, que me da bastante trabajo, respecto al diálogo. Lo que sin duda me apasiona es Brakaman, después de las diferencias entre Robert Altman con Laurentis, con motivo de lo de Buffalo Bill y los indios, Dino me pidió que le realizara una historia muy dramática, en la jungla de Brasil. Existe un gran problema social. El indígena del Mato-Grosso está muriendo día a día, tras esa construcción de la gran diagonal que atravesará la selva en donde aún existen poblados sin descubrir y que ignoran la rueda. La Transamazónica es como un gran rayo lasser que siega la vida de estos seres al entrar en contacto con el blanco, conocer sus niveles de agresión y violencia y, sobre todo, ante el shock entre seres del paleolítico y gentes de la era atómica.
- En Alguien voló sobre... ¿qué opina sobre esa forma piadosa de eutanasia en vida que le hacen al personaje de Jack Nicholson, para reducirle ante sus constantes ataques a aquel régimen interior del hospital psiquiátrico, hacia la forma como se practica la Psiquiatría? ¿No es eso un derivado en el tiempo del Pentotal, de los lavados de cerebro, similar a La naranja mecánica?
- Mire, sólo le digo que después de toda esta experiencia en Salem, en el Oregon State Hospital, en donde rodamos el filme, soy muy cuidadoso a la hora de emitir cualquier tipo de juicios a este respecto. Las únicas variantes que han ocurrido desde que esta historia se escribió, en el sesenta y dos, es la variación del bisturí al rayo laser. Sólo existen dos posibilidades: o los atan a una silla, para evitar que se produzcan o motiven daño, o se aplica el sistema y de esta forma, vegetan.
Cuidadoso en los juicios
- Sin duda, es una forma muy práctica para ciertos hombres molestos a determinados gobiernos ¿no cree?
- Tan solo es una decisión de varios médicos que, como en un parlamento, adoptan la postura de la mayoría. No existe ningún tipo de sospecha al respecto.
- Su opinión concreta sobre la anti-psiquiatría ¿cuál es?
- Mire, quiero ante todo decir que mi filme no es una película testimonio de una denuncia: es una película anécdota. El lugar es una disculpa. Es una historia que hay que contar. ¿Qué es la enfermedad mental? ¿un virus? ¿quiénes son los cuerdos? ¿son acaso estos enfermos «oficiales» o son los que van por la calle? Mi filme es una lucha contra las instituciones. Precisamente esas instituciones que no aceptaban el guión del filme, puesto que no tenía visos de comercialidad. Las instituciones que nos agobian son las causantes de estos desequilibrios. Tan de acuerdo estaban en el hospital donde rodamos -después de recorrer varios con resultados negativos- que el propio superintendente del sanatorio se prestó a representar su propio papel en el filme. No he querido alterar teorías y opiniones sobre la psiquiatría y la anti-psiquiatría. Solamente es un poema de la libertad, en general.
No me absorbió USA
- En el libro de Gelmis, El director es la estrella, usted cuenta que ser checo en el cine no tiene sentido, ya que todos los realizadores salen de la misma escuela de Praga y obedecen a las mismas normas y a las mismas dificultades de producción. Ahora que han pasado muchos años desde «Competición», «Pedro, el negro», «Los amores de una rubia» y «El baile de los sombreros»; y, aparte de «Taking off», la de los Juegos Olímpicos de Munich, ¿es usted ya un realizador diferente?
- Jamás dije tal cosa a Joseph Gelmis. La gente habla mucho de oídas. Por el contrario, no se puede decir que sea un realizador norteamericano. Usted mismo me hablaba antes, de si me había absorbido el sistema USA o los americanos me soportaban por esnobismo, como si fuera un ser raro de Europa. No, no es así. Creo que hago más o menos bien (desde luego, todo lo mejor que puedo) cierto tipo de cine, con una óptica muy diferente a muchos. He resuelto el problema del idioma y sólo acepto cosas que verdaderamente me digan algo. Es como cuando te enamoras y no sabes la razón. Trabajo muchas veces en colaboración con Jean-Claude Carriere, el guionista de Buñuel (que por cierto, es muy interesante) y el sistema me acepta, incluso, decisiones como la de sugerir que el papel central del «Cuco» lo hiciera Jack Nicholson, en vez del hijo de Kirk Douglas, Michael, que es además de actor, coproductor, junto a Saul Zaentz y propietario cinematográfico de los derechos del libro de Ken Kesey.
Buñuel
- Puesto que conoce a Luis Buñuel ¿piensa que es el último de su especie? ¿Dentro de su estilo cinematográfico, a lo sumo, su único seguidor es Arrabal, no?
- No pienso así. Caso que no tenga escuela o gente que realice como él, ¿no cree usted, que es suficiente enseñanza la que nos da a todos con sus filmes, siempre tan frescos y jóvenes? Pienso que sí.
Babelia
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