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Grupos de extrema izquierda provocan graves incidentes en Milán

Varios centenares de jóvenes extraparlamentarios de extrema izquierda, divididos en grupos de 20 y 30, saquearon ayer la capital lombarda al grito de huelga general y justicia proletaria, para protestar contra la pacífica huelga de cuatro horas proclamada por la federación gremial CGIL-CISL-UIL contra la política de austeridad del Gobierno.

Armados de barras de hierro, piedras y botellas incendiarias, los jóvenes asaltaron un supermercado llevándose las botellas de licor, causaron daños en la instalación eléctrica de un instituto farmacéutico, hiriendo a un empleado, agredieron a un joven motociclista que llevaba una gorra tricolor, hicieron añicos las vidrieras de una iglesia, y ocuparon el primer piso de¡ palacio de Justicia, gritando justicia proletaria. Militantes del movimiento de trabajadores para el socialismo y de lucha continua abuchearon al secretario de la Federación Sindical Provincial, Agostino Marianetti, en la plaza de la catedral, donde el sindicalista encabezaba un mitin ante no menos de 100.000 personas.La protesta sindical ha sido, por el contrario, ordenada y pacífica bajo el lema de unidad, unidad, austeridad con equidad. En concreto se pide una distinta «finalidad» (palabra de moda) para la política económica nacional.

De este malestar del mundo sindical, al margen de los episodios de violencia anarquista juvenil, que son más simbólicos que socialmente reales, se hace eco y es a la vez termómetro autorizado el debate que desde el martes pasado está realizando el Comité Central del Partido Comunista Italiano. El viejo líder y presidente del partido, Luigi Longo, insiste en que el partido permanezca ante todo vinculado a las masas y que no posponga los intereses del partido y de los trabajadores a los intereses generales del país. Por el contrario, en línea con el secretario Enrico Berlinguer, el autorizado líder Giorgio Améndola, insiste en que interesa ante todo bloquear la inflación con una terapia de choque. Améndola califica a la política de Andreotti de moderada y blanda. Indice de estos contrastes internos del partido es el hecho de que anoche se hablaba de un cambio de guardia en el Comité con hombres nuevos que reforzarán la política de Berlinguer. Fundamentalmente, esta política se propone esperar su hora sin nerviosismo y con menos veleidades revolucionarias, porque todo juega a su favor. En un momento internacional de especulación y dificultad para la moneda, de difíciles alianzas políticas internas, tirar de la cuerda sería contraproducente.

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