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Música: versiones del mundo machadiano

El homenaje de la Fundación March, en disco

El homenaje a Antonio Machado que organizará la Fundación March sobre la base de encargar tres obras a Luis de Pablo, Carmelo Bernaola y Tomás Marco, adquiere ahora nueva y definitiva dimensión. Acaba de aparecer un álbum de dos discos, grabado por RCA e incluído en su catálogo, con excelentes versiones de Al son que tocan, Ayer soñé que soñaba y Ecos de Antonio Machado, interpretadas por los mismos solistas, conjunto y director que realizaron el estreno: Beatriz Melero, Adelina Alvarez (sopranos), Rosa Alonso (mezzo), Evelia Marcote (contraalto), José Gabriel Serrano, Francisco Matílla, Luis Alvarez y Carlos Chausson (barítonos y bajos).

Conjunto vocal e instrumental dirigido por José María Franco-Gil. El profundo conocimiento de todas y cada una de las obras machadianas y de la estética de los autores ha llevado a Franco-Gil a traduciones precisas, ajustadas y, lo que más importa, cargadas de sentido. Además el registro resulta fiel y natural.Monumento

No es fácil llevar a los pentágramas la palabra de Antonio Machado, a pesar de que se han compuesto numerosas canciones sobre sus versos, desde las de Carlos Pedrell (uno de los primeros en cantar la rima del poeta andaluz-castellano) hasta Joaquín Rodrigo, sin olvidar la personalísima contribución de Luigi Dallapíccola. El pensamiento machadiano fue motor de otro género de partituras, como es el caso del Ulises de Dallapíccola, en el que el compositor sueña con un mar d'aprés Machado.

Por su misma trayectoria estética, ninguno de los compositores elegidos -y muy bien elegidos- iba a intentar nada parecido a unas meras canciones sino más bien su versión del mundo machadiano. Como conozco a Luis de Pablo desde hace muchos años, sé bien que su afirmación identificatoria con la sensibilidad de don Antonio, dista mucho de cualquier circunstancialismo. Y al existir tal identificación no sólo con la herencia de una palabra y un pensamiento poéticos sino con su virtualidad en nuestros días, Luis de Pablo ha compuesto su Al son que tocan en dos planos que se integran con cierta intencionalidad dramática. De una parte los versos de Machado, en la voz de José Luis Gómez, previamente registrados en banda magnetofónica; de otra, el sonido de un grupo instrumental presidido por el órgano-Hammond y compuesto por piano-celesta, arpa, percusiones, y tres trompetas. A lo que hay que sumar la voz de la soprano, y cuatro bajos. Ninguno de los solistas canta los textos de Machado (extraídos de diversos rincones de su obra, sino que meramente vocalizan. Como el recitado está presente, como centro y razón de la obra y el homenaje, el resto es un mundo imaginario de acercamientos, creación de ambientes, distorsiones y toda una serie de recursos plenamente contemporáneas por los cuales De Pablo nos dice -con la abstracción de la música- algo de su Machado. Obra de grandes dimensiones se alza como un monumento sonoro, cuyo escultor sonoro es Luis de Pablo al poner plinto al ser del poeta:. su palabra.

El poeta y sus sueños

Bernaola ha preferido la unidad a la diversidad4mática. Así ha centrado su Ayer soñé que soñaba en uno de los temas claves de Machado: el sueño. Ha arrancado a la palabra poética su valoración sonora y su capacidad sugerente y, ahondando más, sus posibilidades estructurales. Así, la música nace como consecuencia y establece un mundo paralelo. No es un monumento, como en el caso de De Pablo; es una respuesta musical a tanta demanda misteriosa como el poeta, a través de su palabra sencilla, se hizo a lo largo de su vida creadora. El resultado marcha por vías de un lirismo no menos evidente por discurrir en un lenguaje de vanguardia. A estas horas sabemos todos bien que lo lírico no sólo es una bella melodía bien armonizada e instrumentada. Lo lírico puede ser, como es de hecho en la obra de Bernaola, una raíz de hacer nacer árboles muy diversos. Página imaginativa, de interpretación, personalísima de las vivencias machadianas, la de Bernaola es, sin duda, una de sus más bellas consecuencias. También un modelo de organización sonora. Tanto que, como sucede a lo largo de la historia en las buenas organizaciones musicales, apenas se advierte.

Nos llegan, eso sí, los resultados.

Nueva prueba, si necesaria fuese, de que lo organizativo no debe ser nunca un fin en si mismo sino un medio puesto al servicio de fines más trascendentales.

Opera imaginaria

Otro punto de vista: el de Tomás Marco. Ni abstracción, ni monumento, ni paralelismo. En actitud fiel a su personalidad y su historial a Marco le preocupó Antonio Machado en su biografía cultural. Lo que desemboca en un estudio sobre la realidad española vista a través del corazón, los ojos y la voz de Machado. El paisaje hispánico con el hombre. en su centro, las dos Españas, el amor, la envidia, el saber y el saber Populares, el credo artístico, la muerte: a través de tan largo repertorio biográfico-cultural, Tomás Marco construye la que denomina Opera imaginaria, como género y Ecos de Antonio Machado. Ecos, es decir, distancia y resonancia. Perspectiva para el mejor entendimiento de la «España que se agita porque muere o resucita». El órgano establece, según confesión del autor, la distancia, la historia y la liturgia. Los instrumentos y las voces personifican el drama y ciertos movimientos de los intérpretes al buscar nuevas agrupaciones sonoras, sugieren la acción. Hay pues drama, personajes y acción. Esto es: se dan las coordenadas necesarias para que existe teatro. Siquiera sean en fórmulas aforísticas que más que enfrentarnos con una ópera nos ponen en situación de imaginarla. No estamos ante el Machado según Marco sino que Marco nos facilita la posibilidad de que cada uno nos enfrentemos, hasta dar con su última razón, con nuestro Machado. ¿Caprichos del compositor? De ningún modo, pues él mismo, con certera y sintética visión, nos explica el por qué de su conducta creadora ante Machado: «Es una especie de ceremonial austero en homenaje muy sincero a un español que trató, esencialmente, la problemática de España y que aunque, como otros de su género (Goya, Pícasso, Falla) murió fuera de su país, sólo puede valorarse cabalmente en el contexto de la vida y la cultura., española.

«Me pare ce que Tomás Marco, distante en el tiempo y la circunstancia, dialoga con sus abuelos de la «España problemática» y del «dolorido sentir». Llega al último hondón del poeta a través de lo que fuera el motor de su vida y de su obra, la razón de sus tristezas y esperanzas, de su presencia y de su ausencia entre nosotros: España, el país invertebrado que unos pocos egregios quisieron vertebrar desde su peculiar dedicación: Ortega en la filosofía, Picasso en la pintura, Falla en la música, Machado en la poesía. Y toda su prole a la que se suma, con su obra, Tomás Marco.

Gran servicio a la cultura el de la Fundación March. Su Homenaje a Machado se alza como algo bien pensado, hecho y terminado. ¡Ahí es nada en un país que sólo sabe de grandes preludios!

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