Rodchenko: el constructivista como fotógrafo
Rodehenko, constructivista, autor en 1919 de Cuadro negro sobre fondo negro como crítica y réplica de Cuadro blanco sobre fondo blanco de su maestro Malevich. Miembro de LEF, Frente Izquierda del Arte. Creador, para LEE del cine-coche (1). Diseñador de la revista LEF. Amigo de Maiakovski, de quien realiza gráficamente casi todos los libros. Diseñador de un club proletario presentado en la Exposición de Artes Decorativas, París, 1925. Director de la Metfak, taller de metales, en la escuela Vkhutemas. Organizador de la muestra a la III Internacional, en que fue expuesta la maqueta para la torre de Tatlin. Teórico del constructivismo y del productivismo.Rodchenko, fotógrafo. No autor de fotomontajes para Malakovski o para LEF, sino fotógrafo de prensa. Una imagen poco conocida del inquieto constructivista ésta que nos da a conocer El Photocentro gracias a una exposición (desgraciadamente no de copias originales) cedida por Il Diaframma l La Fotografia italiana. Una imagen interesante, una actividad de Rodchenko menos conocida que las demás y que, sin embargo, significativamente, ocupa muchos más años de su vida.
Fotografías
Rodechenko. La Photogalería. Plaza de la República Argentina. 2.
El Rodchenko de 1921 planteaba que «desembarazada del objeto y del sujeto, la pintura se ha consagrado exclusivamente a sus tareas específicas, cuyo desarrollo ha compensado con creces el vacío dejado por el rechazo del objeto y de su interpretación ». Era el año en que superando las teorías suprematistas e incluso constructivistas del arte, decretaba, junto con los productivistas, «la muerte de la pintura de caballete» y se lanzaba plenamente a un arte posibilitado aparentemente por las nuevas relaciones sociales. Cuando unos años más tarde, el cáncer estaliniano hubiera acabado con la herencia no sólo de octubre, sino incluso, del bolchevimo, Rodchenko no se vería obligado a un silencio tan difícil o tan forzado como el de Malevich. Sus actividades en el campo del diseño gráfico y sobre todo, de la fotografía, posibilitaban una "reconversión". Sus imágenes, al igual que las de su amigo Eisenstein, sobreviven a la locura estaliniana, incluso alguna vez (en la uniformidad de sus escenas gimnásticas, como para áquel en el caudillaje providencial y nacionalista de Alexander Newski) esa locura late bajo la imagen fría.
En este retrotraerse a la foto hay algo simbólico, y no se tome ésto como menosprecio hacia el medio. Si Rodchenko hubiera sido de siempre un simple fotógrafo, sería distinto, pero aquí asistimos a la regresión, desde un arte callejero y con intenciones de transformar lo cotidiano de las masas, a un arte que solamente accede a las masas por el intermediario de la prensa.
Las calidades formales de estas fotos hoy expuestas, y que cubren un período de tiempo que va de 1924 (el año de la muerte de Lenin) a 1940, nos hablan del Rodchenko constructivista que sobrevibe al silencio cultural. En los retratos, de los que la serie más impresionante es la de Maiakovski, el enfoque es
frontal, la luz blanca le otorga a la figura una nitidez y una presencia inquietantes, su mirada ausente de
toda espectacularidad. Por el contrario, se ha dicho de las perspectivas urbanas y de los exteriores, que
tienen algo de axionométricos, como si estuvieran ordenados según un esquema previo, ajeno a la realidad, como si la fotografía fuera mas que camara oscura, principalmente composición. Mundo hierático en los dos sentidos. Incluso las figuras más animadas, las fotos circenses de 1940, poseen como una rígida belleza inmóvil que las vuelve tan frías como estatuas.
Imágenes rescatadas de un tiempo en que imperaba el miedo, de un tiempo en que era necesario componer (y recurrir para ello al antes revulsivo constructivismo) una imagen imponente de orden
como la que la geometría gimnástica de 1936 en la Plaza Roja nos evoca. Pero recorriendo con
la mirada la fascinante inmovilidad de las esclusas, el gesto detenido de los cuerpos, la geometría de
una escalera en bandas blanco/ negro, luz/sombra, el neoclasicismo y los tranvías de Moscú, es imposible
no pensar, olvidados ya el Rodchenko de LEF o del Vkhutemas, en lo que la fotografía tiene de específico, en las posibilidades paralelas y a la vez distintas al trabajo sobre la superficie pictórica que ofrece. Prevenciones anti-estalinianas aparte, merece la pena seguir a Rodchenko en estas sus otras imágenes en que la realidad es tratada con tanto distanciamiento.
(1) Ver: Juan Manuel Bonet, "Ante un dibujo de la vanguardia rusa. Rodchenko y su cine-coche", en EL PAIS 28 de mayo de 1976.
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