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¿Dirige alguien nuestra economía?

El Consejo de Ministros del viernes aprobó una nueva serie de medidas económicas que han sido acogidas de forma desigual por la opinión pública y por Ios medios empresariales y sindicales. Hasta tal punto llega la confusión que en unos medios informativos se ha podido leer que se trataba de un plan de estabilización y en otros de un plan de relanzamiento.El hecho de que no haya acuerdo sobre algo tan elemental significa que el conjunto de medidas dictadas comporta unas medidas de política economica tan diversas que según se tomen pueden hacer aparecer como una u otra la orienetación deseada por la autoridad económica. EI hecho es grave pues sí se queria crear psicosis de abrocharse el cinturón no se ha conseguido, y si se quería crearlas bases para que las empresas confiaran en tiempos mejores y se decidieran a invertir y a aliviar el desempleo, tampoco.

Ello a mi entender, constituye un paso más de lo que el profesor Ros calificaba en el Diario de Barcelona como de progresiva destecnificación de las decisiones económicas desde los ya lejanos tiempos del PIan de Estabilización y los prirneros planes de desarrollo hasta la actualidad. Cuando el batiburrillo de fines médios e instrumentos de política económica llegan a donde se está llegando y cuando se reincide sobre medidas en las que nadie confia o sobre otras que más debrían insetarse en un plan a loargo plazo que adaptarse a la necesidad de sacar a la economía de sus agobios a corto pasa lo que está ocurriendo: que nadie llega a saber exactamente donde estamos y hacia donde queremos ir ni mucho menos, quien dirige nuestra economía o quien presiona sobre el Gobierno para obtener determinadas decisiones de política económica.

Hay otro dicho que acaba de hacer las cosas más ridículas todavía. Antes se sabía que existía un, estado mayor económico que respondiendo a una cierta ideología hacía navegar nuestro sisterna por unas aguas que si bien no gustaban si ofrecían cuando menos un marco preciso de referencia para sus adictos y detractores. Ahora los técnicos de los ministeirios se lavan las manos sobre las medidas dictadas yescriben incluso artículos con firma sobre la incoherencia o la ineficacia de las medidas que se dictan y, se sabe que son varios los directores generales y secretarios generales técnicos que han estado más de una vez al borde la dimisión a consecuancia de que las medidas económicas que suelen aprobarse no se parecen demasiado a los proyectos de disposición dictaminados días anntes del Consejo de Ministros.

Llegados a estos planteamientos el que un grupo de empresarios este contento con la suspensión por un año del art. 35 de la ley de Relaciones Laborales mientras clama contra el encarecimiento de productos energéticos o los mayores costes que tendrán que afrontar por el recargo de derechos arancelarios es lo de menos como lad e menos es, también, que a unos les guste la manera como trata de enfocarse la reforma sindical y aotros no.

Lo demás lo más relevante es que sigue siendo de esta manera nadie podra confiar en nada en los mese que de momento falatan hasta alas elcciones.

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