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Los conservadores británicos inician una gran ofensiva contra el Gobierno

Juan Cruz

En medio de fuertes ataques conservadores, sobre la política económica laborista y la debilidad del Ejército, el Gabinete de James Callaghan se reunió ayer por primera vez desde que estalló la crisis de la esterlina, que en los últimos siete días ha descendido a niveles alarmantes. El tema principal de la reunión de los ministros fue el de la discusión de los términos en los que podría obtenerse la ayuda del Fondo Monetario Internacional, al que el Gobierno de Inglaterra ha acudido nuevamente para retirar los tres mil millones de dólares de los que todavía dispone.

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La decisión del FMI se conocerá en un plazo muy breve, mientras dura la conferencia de Manila. El ministro de Hacienda británico ha dicho que Gran Bretaña sólo negociará las bases de ese préstamo, de acuerdo con la política económica presente.En este momento, el Gobierno laborista sabe que cualquier concesión por encima de lo que se incluye en esa estrategia no sólo recibiría la oposición de la izquierda sino que evidenciaría aún más las debilidades de la Administración.

La oposición conservadora, que se reúne estos días en Brighton, pretende usar esta situación de crisis y se ha embarcado en una serie de ataques al Gobierno. Entre los más notorios son los que critican el exceso de gasto público que vienen haciendo los laboristas. En ese aspecto se centró el discurso del ex líder Edward Heath. Ayer un periódico tradicionalmente asociado con el partido que está en el poder, el Daily Mirror, le recordó a los conservadores que las palabras que Heath pronunció en Brighton ya habían sido dichas por el primer ministro Callaghan en la conferencia laborista de Blackpool. Tanto uno como otro político creen que Gran Bretaña no puede seguir «viviendo de préstamos» y los dos han dicho, cada uno a su modo, que la crisis es más seria de lo que parece.

El peligro socialista

Los conservadores insisten en que el recorte del gasto público propuesto por Callaghan y aprobado por el Parlamento es insuficiente para restaurar la confianza exterior en la libra.Uno de los escasos apartados en los que el Partido Conservador vería con buenos ojos un incremento de la inversión estatal es en Defensa. Ayer, en un debate sobre el tema, en el marco de la asamblea conservadora, varios delegados pidieron a Margaret Thatcher, a la que aquí ya se llama «la dama de acero », como en Rusia, presione para que el Ejército británico deje de ser uno de los más débiles de Europa, más débil incluso que el suizo o el finlandés. En el mismo sentido se manifestó Maudling, el portavoz de exteriores del partido, que ve en el incremento militar soviético una amenaza de confrontación mundial. El peligro comunista, dijeron los delegados que usaron la plataforma, hace necesaria la atención británica, que tiene en Margaret Thatcher, de acuerdo con un conservador de origen eslovaco, a la mejor defensora de la que el mundo occidental dispone actualmente. La debilidad del Ejército, por otra parte, parece el reflejo de la política «socialista y marxista» del Gobierno de Callaghan. ¿Cuántos Solshenitsyn necesitamos, dijo un «tory», para darnos cuenta de las dimensiones del peligro soviético?

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