El sistema de cambios flotantes beneficia sólo a las naciones industrializadas
Protestar por el actual sistema de cambios flotantes y pedir más dinero son los puntos más importantes de la postura de la mayoría de países asiáticos y latinoamericanos en la asamblea conjunto del Fondo Monetario Internacional, y del Banco Mundial iniciada esta semana en Manila.«Los temidos incrementos de la inflación y la recesión mundiales, que tanto afectaron a los países en vías de desarrollo se tradujeron en grandes déficit por cuenta corriente en las balanzas de pagos», señaló el ministro filipino de Economía. Para financiar tales desfases, muchos países tuvieron que recurrir al mercado privado de capitales para conseguir préstamos a corto y medio plazo. Por eso el grupo latinoamericano y filipino «ha decidido instituir medidas internas aún más enérgicas para administrar eficazmente nuestra deuda externa y expandir nuestras exportaciones». Para ello, el portavoz de estos países reiteró la necesidad de que las naciones desarrolladas extiendan el proceso de liberalización de sus mercados a las exportaciones procedentes de países pobres.
Respecto al sistema de cambios flotantes, un representante del sudeste asiático manifestó: «flexibllidad sí, pero no anarquía». «Los países desarrollados y poderosos pueden usar la flexibilidad en el sistema de paridades en su propio beneficio», dijo el ministro indio de Finanzas. Existe el peligro de que los países en vías de desarrollo se sitúen bajo la gran presión de ajustar sus tipos de cambios para poder corregir el desequilibrio de sus balanzas de pagos, incluso a costa de su empobrecimiento.
La solución a estos problemas, sin embargo, es evidentemente distinta según cada país. No obstante, todos piensan que la clave reside en la expansión del crédito del Banco Mundial y las agencias asociadas.
Pero mientras los países en vías de desarrollo necesiten dinero el propio Banco Mundial encara graves dificultades para generar un aumento de sus recursos. El Grupo de los Veinte (Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, (Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay, Venezuela y Filipinas) propone que el Banco Mundial aumente su capital a 8.300 millones de dólares. En la actualidad el volumen de préstamos es de 5.800 millones de dólares al año.
El Grupo de los Veinte quiere que los créditos a los países más pobres se hagan en condiciones concesionarias: cincuenta años de plazo y con un interés del 0,75 por 100. El bloque latinoamericano señaló también otra preocupación: que la política no intervenga en la concesión de los préstamos.
Según Robert Mcnamara, presidente del Banco Mundial, América Latina será la región más beneficiada cuando se apruebe la iniciativa de aumentar el capital de dicha entidad.
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