ETA-V reivindica el atentado
Juan María de Araluce y Villar, consejero del Reino, presidente de la Diputación de Guipúzcoa y procurador en Cortes, murió asesinado a mediodía de ayer, víctima de un atentado perpetrado en pleno centro de San Sebastián, por un comando compuesto por tres individuos jóvenes. La ETA-V Asamblea, rama militar, reivindicó la paternidad del atentado, primero en San Sebastián, telefónicamente, y luego en un comunicado hecho público en Bayona. Varias ráfagas de metralleta, disparadas frente al domicilio del señor Araluce, acabaron con su vida y con la de tres de sus acompañantes: el chófer y policía armado, Alfredo García, y los subinspectores de policía, Luis Francisco Sanz y Antonio Palomo. El chófer del presidente, José María Elicegui, resultó gravemente herido y a última hora de la noche de ayer falleció.El atentado se produjo a las 2.15 del mediodía cuando el señor Araluce regresaba a su domicilio desde la Diputación para almorzar. Al llegar a la puerta de su casa y en el momento en que se estaba apeando del vehículo, tres individuos que se encontraban bajo una marquesina cercana, aparentemente esperando el autobús, abrieron fuego, con tres metralletas, contra el automóvil del presidente y el de la escolta.
La mujer, María Teresa Letamendía, y sus hijos, que se hallaban comiendo en esos momentos, oyeron los disparos y pudieron ver al asomarse a la ventana, cómo yacía el cuerpo ensangrentado del señor Araluce junto al coche. Dos de sus hijos bajaron a la calle y condujeron en el mismo coche oficial ametrallado a su padre y al chófer a la residencia sanitaria Nuestra Señora de Aránzazu, donde el presidente moría una hora después, a las 3.20, en el curso de la intervención quirúrgica que le estaba siendo practicada.
Los otros tres policías de la escolta fueron trasladados en ambulancias al hospital provincial donde ingresaron cadáveres.
Las primeras reacciones ante el asesinato fueron de sorpresa y estupor, a las que de inmediato se sumaron las de repulsa y enérgica condena de todos los sectores políticos del país.
El director general de Seguridad, Emilio Rodríguez, se trasladó, a media tarda San Sebastián para dirigir las primeras investigaciones. Poco después de las nueve de la noche aparecía el coche donde habían huido los autores, frente a la Hípica de Loyola, que tiene salida hacia la Nacional I y la carretera de Navarra. También se hacía público que la munición utilizada es marca Geco disparada por una Parabellum, nueve milímetros.
El Consejo de Ministros se reunió en sesión extraordinaria y los miembros del Consejo del Reino, del que formaba parte el señor Araluce, acordaron trasladarse a la capital donostiarra, donde a las cinco y media de la tarde de hoy se celebrará el entierro y los funerales solemnes.
Más información en pág.10, 11, 13 y última
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