El pasodoble "Fraga"
La opción histórica es siempre la misma: la democracia o el folklore. Aquí en España, durante cuarenta anos, como no hemos hecho democracia, pues hemos hecho folklore. Coros y Danzas, demostraciones sindicales, festivales de España y un referéndum de vez en cuando.Ahora mismo, como seguimos retrasando la democracia, pues cormenza otra vez el folklore. Un señor de Valencia le ha hecho un pasodoble a Fraga. En España sólo han merecido pasodoble los toreros y los bandidos generosos. Pero ahora caemos en la cuenta de que también debieran tener su pasodoble los políticos de cartel. Fraga Iribarne, innovador en tantas cosas -ay-, ha sido el primero en tenerlo.
Lo ha dicho don Ricardo de la Cierva en este mismo periódico:.
-Fraga es incombustible.
Bueno, pues además de incombustible, ahora Fraga es bailable. Dentro de unos años habrá matrimonios que comenten:
-Pues yo le arrimé material aquí a la parienta por primera vez bailando el pasodoble de Fraga.
Un torero no es grande hasta que tiene un pasodoble y un político no es centrista de verdad hasta que su pasodoble se baila en las plazas de toros de los pueblos. Me lo dijo don Ramón del Valle-Incián en La Granja del llenar, mientras yo le lustraba los botines y soñaba ya con hacerle una biografía:
-Mi teatro es el género chico multiplicado por cuatro.
Y bien se ve en la espléndida presentación de Los cuernos de don Friolera, que ha hecho Tamayo después de cuarenta o cincuenta anos en que ni siquiera Fraga se atrevió a autorizar la pieza. Valle vio bien que en España todo se degrada en esperpento y que o te salvas en la corrosión total, como se salvó él, o acabas convertido en pasodoble.
Fraga ha dudado mucho entre ser una gran sinfonía heroica y wagneriana, neitzcheana e hitlerista, un concierto centrofranquista de banda municipal o un vais autoritarío-liberal bailado en las cancillerías de Europa. Cuando ha querido darse cuenta y salir de dudas, Fraga es ya un pasodoble.
O sea, lo más español y más castizo, como la Pentalianza, que le dice Emilio Romero a esa coalición centro-derecha que, con ser tan amplia y promiscua, a él le deja fuera. Ya que no vamos hacia Ia democracia, vayamos hacia la Harmonía. Si a Fraga le han hecho un pasodoble, a Areilza habría que hacerle un vais de las olas, a Fernández de la Mora un wagneriano crepúsculo de los dioses, a Silva Muñoz unos maitines, a López Rodó un ángelus y a Martínez Esteruelas una marcha nupcial, que sigue teniendo algo de novio que va a casarse en cuanto saque las oposiciones.
Iba yo a comprar el pan y me encontré al equipo -estadístico de Metra-Seis:
-De cada cuatro españoles, tres apoyan a Suárez.
He revisado mi entorno para comprobarlo. Pitita, Nadiuska, el quiosquero y yo. Cuatro españoles. Evidentemente, el que no apoya a Suárez es el quiosquero. O sea que estoy estadísticamente comprometido, entre Pitita y Nadiuska, a secundar la política reformista del presidente. ¿Y qué música podríamos ponerle a Suárez?
-Muy fácil, oiga-, salta el quiosquero-, Montañas nevadas.
Eso. O Prietas las filas, que también se cantaba mucho en las marchas y fuegos de campamento. La otra noche lo cantamos en una reunión. Carmen Rigalt, la más joven del grupo, era la única que no se lo sabía. ¿Seremos en el fondo, todavía, unos niños de derechas? Nuestros primeros amores se mecieron entre Machín y las marchas del Frente de Juventudes, incluso para los que nunca fuimos de eso. Fraga puede ser, con su pasodoble, el Antonío Machín de las nuevas generaciones. De nioniento le tocan un pasodoble torero nuentras él, de azul y plata, liace el pascillo en el ruedo ibérico con los espadas de la Santa Alianza: Rodó, Sílva, Esteruelas y don Gonzalo (que ayer ha toreado muy bien en el Consejo Nacional). Como siempre en España, la izquierda tiene una mística y la derecha tiene un pasodoble.
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