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Ataque frontal de Carter a la Administración republicana

Preocupado por la influencia que pudiera tener en el electorado la serie de errores cometidos en las últimas semanas de su campaña, el candidato demócrata, Jimmy Carter, en lo que parece ser una rectificación de su estrategia electoral, atacó ayer con dureza al presidente Ford y al establishment de Washington.En un discurso pronunciado en Portland (Oregón), Carter calificó de «inmoral e injusto» al Gobierno Ford, y afirmó que sólo la llegada a la Casa Blanca de un político no vinculado a la burocracia de la capital federal podría resolver los problemas reales del país, ante los que la administración republicana, muy conectada con los grupos de presión, se ha mostrado totalmente ineficaz.

«Nada podemos esperar de un liderazgo que ha estado afincado en Washington durante los últimos veinticinco o treinta años, recibiendo consejos, y aceptando apoyo financiero de los lobbyts y de grupos con intereses muy concretos», dijo Carter. Los políticos republicanos y los lobbyts, o agentes de las grandes corporaciones, «van a los mismos restaurantes, pertenecen al mismo club, juegan al golf en el mismo campo, se comunican entre ellos y, se apoyan entre sí», según el candidato demócrata.La referencia al golf en este párrafo fue claramente una alusión directa al presidente Ford, al que se acusó recientemente de haber aceptado, cuando, era congresista, varios fines de semana deportivos pagados por un lobbyts del acero.

La investigación sobre Ford

Sin embargo, Carter no hizo alusión a la investigación que actualmente se está llevando a cabo por el fiscal especial del caso Watergate sobre unas posibles contribuciones ilegales de fondos a la campaña electoral de Ford, para la Cámara de Representantes, entre 1964 y 1974. Tampoco el presidente se ha referido hasta el momento a este espinoso tema, aunque miembros de su equipo han recordado que Ford ya sufrió una investigación exhaustiva sobre su situación financiera por parte del FBI en 1973, cuando fue nombrado vicepresidente por Richard Nixon.El anterior fiscal especial del caso Watergate, Leon Jaworaki, manifestó ayer que él había estudiado en profundidad los documentos referentes a las contribuciones económicas a la campaña electoral de Ford y que no había encontrado ninguna evidencia de ilegalidad. Jaworski criticó al actual fiscal especial, Charles Rubb, al decir que si no existían pruebas muy evidentes, lo mejor que podría hacer era detener la investigación hasta después de las elecciones de noviembre.

Evidentemente, la sombra de este posible escándalo planea sobre el candidato republicano Y en algunos medios informativos, nada sospechosos por otra parte de simpatías hacia Ford, se ha pedido que se publique inmediatamente todo lo que se sepa sobre el asunto de las contribuciones, ilegales para que el electorado esté informado y que, en caso de no existir evidencias concluyentes, se haga saber también, para no perjudicar al presidente.

Cambio de estrategia

Aprovechándose de esta desconfianza latente en ciertos sectores hacia un hombre que fue vicepresidente de Nixon y que le perdonó, Jimmy Carter quiere volver a la estrategia que utilizó en las elecciones primarias y presentarse ante los votantes -como un político - alejado del establishment de Washington y carente de conexiones con los grupos de presión.Por otra parte, Carter reconoció que había estado poco agresivo en el debate televisado de Filadelfia y quiere modificar esta imagen, mediante una intensificación de sus ataques al candidato y la administración republicanos. El segundo debate entre los aspirantes a la Presidencia se celebrará el día 6 de octubre, en el palacio de Bellas Artes, de San Francisco, y estará dedicado esencialmente a tema s de política internacional, campo en el que Ford supera en experiencia y conocimientos al candidato demócrata.

Junto a esta «nueva agresividad», Carter trata de justificar sus recientes errores electorales (como la famosa entrevista de Playboy) alegando que él mantiene una «campaña abierta» y que responde a todas las cuestiones, mientras que Ford elude las preguntas comprometidas y se aprovecha de las conferencias de prensa en la Casa Blanca para influir sobre el electorado.

Sin embargo, a Carter le va a ser muy difícil de borrar de la mente de los electores sus errores. Buena prueba de ello es la situación de ridículo en que quedó el candidato demócrata el pasado lunes, cuando al visitar Santa Ana, en California, el alcalde de la ciudad pidió para Carter una «lujuriosa bienvenida», sin duda el alcalde quiso decir lustily (fuerte, grande), pero dijo lusty (lujuriosa), y el público, que recordaba las declaraciones de Carter a Playboy en las que manifestaba que había mirado con lujuria a muchas mujeres, prorrumpió en carcajadas, dejando a Carter y al alcalde en una embarazosa situación.

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