El pantano de Valsain
En el artículo de A. García Pérez (EL PAIS, 14 de septiembre) sobre el embalse de Valsain, se recogen aseveraciones de P. C. Morata, calumniosas tanto para AEORMA como para mí, como secretario general que soy de dicha asociación.El señor C. Morata no es miembro de AEORMA, por lo que difícilmente puede estar comisionado por nadie para intervenir en asuntos internos de esta asociacion y, menos aún, para ser portavoz de la misma. La nota de AEORMA sobre el embalse de Valsain ha sido realizada por la sección segoviana de la asociación, en apoyo de los intereses del pueblo segoviano; el acto realizado por el señor Morata evidencia, por el contrario, la cerrazón mental de quienes, desde Madrid se creen dueños del país y con derecho a opinar sobre todo sin conocimiento de causa y sin título jurídico para ello. El fascismo va a ser muy difícil de descastar, incluso entre aquellos que hoy se creen «progres» o «demócratas» y que como tales aparecen públicamente, aunque su actitud recuerde viejos tiempos que creíanios caducados.
La clarificación fundamental que he de realizar es contestando a
la carta de un vecino de Villaba, publicada el día 15 de septiembre
en EL PAIS, el cual mantiene aún que los tecnócratas, sean ingenieros especializados en aguas subterráneas o econométricas, tienen la última palabra en todas las cuestiones. Esta es otra rémora que
el franquismo opusdeísta ha dejado también entre amplios sectores
de la población, sobre todo entre los técnicos que creen con ello po
der prevalecer sobre los intereses del pueblo.
Los oscuros intereses cacíquiles que animan esta campaña están muy claros para quienes, además de pinos, vemos hombres sobre la Tierra y estos intereses se ven claramente. El fundamental: seguir oprimiendo a Segovia y a su desarrollo con el cuello de botella del agua, tema éste que lleva ya más de 6 años en plena discusión. Unas veces el pretexto es el Patrimonio Nacional; otras veces es la estética ciudadana y ahora intentan que sea la ecología la que retrase, cuatro años más, la solución de la sed y el desarrollo de esta provincia. Amén de los intereses especulativos de los propietarios de las tierras del Pontón e incluso de quienes estén interesados en paralizar temporalmente una carretera de peaje gratuito para los segovianos.
El problema aquí no es de biólogos ni de ingenieros subacuáticos, sino de una planificacion que atienda al coste-beneficio social en sus planteamientos. Desde este punto de vista hemos de recordar que únicamente un 1 por 100 del Pinar de Valsain y un 0,01 por 100 del ecosistema del Pinar de la parte central de la sierra de Guadarrama se verían afectados por el pantano. Que desde el mismo punto de vista del planeamiento el agua introduce un elemento más, el cual es potenciador de toda aquella zona, no ya porque va a dar agua limpia para que beban los vecinos de Segovia, sino porque va a potenciar fauna del Pinar y va a potenciar también actividades lúdicas como podrían ser la pesca y la vela; al mismo tiempo va a regular térmicamente el clima por lo que, de paso, va a equilibrar la explotación de la extensa zona de huertas que existe aguas abajo.
En el proyecto de 1971 la Confederación Hidrográfica del Duero dejó perfectamente sentado que la mejor solución era el Vado de la Reina. Ante la negativa del Patrimonio Nacional a esta solución, hubo de escoger, entre el Cambrones y el Pontón, este último. Pero no hay que confundir. Se expresó así ante la imposibilidad objetiva de la solución de Valsaín, dada la negativa del Gobierno Carrero Blanco a esta alternativa..
Dentro del análisis coste-beneficio social entra, de una manera importante, el tema de la sanidad. Un embalse para uso doméstico no puede estar situado al pie de los vertidos residuales de una poblacion importante. El informe de Sanidad es contrario a la solución del Pontón.
Esta no es una polémica biológica, sino que mas bien tendría que servir para denunciar la inexistencia de una ley de Planificación del Medio Físico, inexistencia que hace posible que éstas tensiones queden en polémicas literarias en vez de ser instrurnento de la toma de conciencia por parte de los ciudadanos del derecho inalienable del hombre a la gestión en la ordenación de su medio ambiente.
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