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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Coordinación, Democrática y el Gobierno

COORDINACION DEMOCRATICA es un organismo respetable, En él se suman -no es preciso proceder a enumeraciones- partidos políticos de importante raigambre histórica y algo más que probable potencialidad electoral. Todo ello sin contar que la más reciente peripecia de estos partidos arroja un saldo, siempre positivo, de una dura batalla por las libertades formales dentro del Estado español.El actual Gobierno no es menos respetable, aun cuando lo sea por otros motivos. Este Gobierno -guste o no- mantiene la capacidad de pulsar los timbres. No ha dejado el Poder tirado en medio de la calle. Son los propios componentes de CD quienes así lo estiman, y eso -aun en pequeña medida- es una legitimidad de ejercicio que nadie se atreverá a hurtar del «haber» gubernamental.

Si se nos permite la abstracción, se esgrimen en el país unas legitimidades políticas contrapuestas: la de CD (cuyos partidos aspiran a tener el refrendo de los votos y que representan, en parte, la continuidad de la tradición democrática española) y la del actual Gobierno (que no es democrático, pero que ejerce fácticamente el poder). Ambas andan en pugnas o cabildeos.

Hoy, como ayer, los periódicos damos cuenta de un comunicado de Coordinación muy severo para las intenciones del Gobierno, lo que no obsta para que se celebren encuentros políticos y sindicales unilaterales entre el presidente o sus ministros y dirigentes de partidos o sindicales de la oposición.

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No vamos a objetar ni esos contactos -propios de personas y entidades políticas civilizadas-, ni vamos tampoco a poner reparos al último comunicado de Coordinación. Lo que EL PAIS tenía que decir sobre la reforma Suárez -está ya escrito e impreso. Apenas- nos gustó su anuncio televisado sobre la proyectada reforma. Algo de positivo encontramos después en el texto concreto de esa reforma. Aunque no dejan para nosotros de primar las serias objeciones que ya pusimos a las lagunas democráticas o a las facultades para hipotéticos trucos electorales que encontrábamos en dicho proyecto reformista. EL PAIS ya ha escrito que la reforma Suárez deja demasiadas e importantes cosas al arbitrio incontestado del Gobierno.

En cuanto a la oposición, pensamos que deben hacerse algunas precisiones. Primera: que el mayor éxito, de Coordinación Democrática en su cumbre madrileña del pasado día 4 consistió en que se evitó la ruptura que muchos temían y hasta vaticinaban.

Segunda: que Coordinación Democrática no debe ser la coartada que algunos e, importantes partidos de la oposición esgriman en momentos determinados para afrontar pública y conjuntamente -decisiones gubernamentales -ante las que individualmente se muestran después con mayor blandura.

Tercera: que en esta historia del tránsito español hacia la democracia no cabe repartir papeles de bueno o de malo de la película. No cabe escamotear crisis internas -las que padece tanto el Gobierno como la oposición- luchando por presentar frentes unitarios cara a la opinión del país y salvaguardando luego toda la capacidad de maniobra, tanteo de pactos, intento de colocación preferente en la recta electoral, codazos, políticos en suma, perfectamente válidos y legítimos en una situación de normalidad democrática.

Entendemos perfectamente todas las violencias internas a que han de someterse el Gobierno y la oposición para aproximarse, no ya a un punto de encuentro, sino a simples posiciones posibilistas. Pero no se puede, siquiera dentro del inevitable juego y maniobra que entraña todo proceso político pretender estar a las duras en Coordinación y a las maduras, de forma individual.

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