Los periodistas norteamericanos cierran filas en defensa del secreto profesional
La profesión periodística norteamericana ha cerrado filas en torno a su colega Daniel Schorr, que se enfrenta a una investigación del Congreso por negarse a revelar sus fuentes informativas. Más de cinco mil profesionales de la información han pedido al Congreso que cancele inmediatamente su encuesta, por considerar que atenta contra la libertad de prensa.
El periodista Daniel Schorr se negó rotundamente ayer a revelar al Comité de Etica de la Cámara de Representantes las fuentes por las que obtuvo un informe confidencial sobre las actividades ilegales de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), que fue publicado el pasado mes de febrero por un semanario de Nueva York.Schorr basó su negativa en el derecho a la libertad de prensa, reconocido en la primera enmienda de la Constitución de los Estados Unidos. El secreto de las fuentes de información del periodista, afirmó Schorr, es una parte esencial de la libertad de prensa.
La declaración de Daniel Schorr ante el Comité de la Cámara de Representantes fue transmitida en directo por la televisión. Acompañado por su abogado, Joseph Califfano, Schorr se negó en más de veinte ocasiones a responder a las preguntas de los miembros del Comité. Incluso cuando se le preguntaron detalles de cómo había entregado el informe confidencial a la revista de Nueva York The Village Voice, y cuántas copias había hecho del informe, Schorr se negó a responder, alegando que la pregunta afectaba al proceso de preparación de noticias, que también debe permanecer secreto para salvaguardar la libertad de prensa.
Schorr se negó a revelar al Comité si la persona que le facilitó el informe confidencial era un miembro del Congreso, del Ejecutivo, o de los Servicios de Inteligencia. También se negó a entregar al Comité una copia del informe que obtuvo y sus notas personales sobre el contenido del mismo. «En cuarenta años de profesión, dijo el periodista, siempre he respetado el derecho de mis fuentes de información a permanecer en el anonimato. No voy a romper esta actitud ahora».
Daniel Schorr es un reportero de la cadena de televisión CBS, aunque en la actualidad se encuentra suspendido en sus funciones a consecuencia de este affaire sobre el informe secreto del Congreso. Cuando, durante la declaración, el presidente del Comité, John Flynt, pidió a Schorr que se acercara más al micrófono, porque no se le oía, el periodista respondió: «perdone, hace mucho tiempo que no tengo un micrófono ante mí».
En varias ocasiones, el presidente del Comité advirtió a Daniel Schorr que si se negaba a responder a las preguntas que se le hicieran podría ser acusado de desacato al Congreso, pese a lo cual el periodista se mantuvo en su actitud. La rebeldía ante el Congreso puede ser castigada con un año de cárcel y 1.000 dólares de multa, según las leyes norteamericanas. Sin embargo, para que Schorr sea procesado por este motivo, es necesario que el pleno de la Cámara de Representantes presente la acusación. En caso de que así fuera, Schorr podría ser acusado de varios desacatos, uno por cada pregunta distinta no contestada, con lo que la petición del fiscal sería de ocho o quizá diez años.
El presidente del Comité de Etica, John Flynt, expuso el derecho de la Cámara de Representantes a conocer las vías por las que se había filtrado una información calificada de confidencial, cuya publicación podría ser perjudicial para la seguridad nacional.
El informe publicado en febrero pasado por el semanario The Village Voice, era un amplio extracto de las investigaciones desarrolladas por el Comité de Inteligencia de la Cámara sobre las actividades ilegales de la CIA. Concretamente, en la información publicada por el semanario se hacía referencia a la construcción de un tipo especial de submarino para efectuar acciones de espionaje contra la Unión Soviética, a las conexiones de la CIA con las tramas negras italianas, con los rebeldes kurdos del Irak y con los grupos derechistas de Angola.
El Congreso ordenó una investigación especial para conocer los canales por los que se había filtrado esta información, y pudo saber que el periodista Daniel Schorr había facilitado el informe secreto a la revista. Schorr no negó este hecho, pero declaró que no revelaría «bajo ningún concepto» la forma en que le había sido entregado el documento. Hace algunas semanas se atribuyó a Schorr una declaración en la que afirmaba que fue la propia CIA quien le proporcionó el informe de la Cámara, pero el periodista desmintió rotundamente esta noticia.
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