Brigid Waite
ama de casa británica, con un hijo de veinticinco años, prefirió guardar celosamente los años que tenía antes que inscribirse en un curso de idioma inglés y medios de comunicación masivos en la Universidad de Southampton, para lo cual era requisito indispensable declarar la edad. La señora Waite declaró que nunca se había preocupado por ocultar la edad, porque es un dato poco importante, pero considera que las autoridades universitarias pueden conformarse con saber que tiene más de veintiún años.
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