"¡Sóplale, Palomo!
De los anunciados toros de Sorando no se lidió ninguno o si acaso uno que hubo de ser el tercero, el cual no tenía divisa, ni hierro, ni nada, y era imposible saber si procedía de Cembrano, o de Higuero, o de Sorando o de qué pastelera madre. Si nos atenemos a las informaciones de la empresa, recibidas por teléfono en la mañana de la corrida, sería de Tietar, pero esa misma empresa nos dijo el lunes que no habían cambiado nada del cartel, qué va, hombre de Dios, los toros tampoco, y resulta que, según supimos después, los cambiaron todos menos uno.Y así están las cosas en Alcalá. Saltan a la arena los toros y no son toros. Unos animaluchos para darles de capones son. Encima salen sin divisa; los hierros, ya se sabe, a veces están bien marcados a fuego y se distinguen, como ocurrió con un toro de Tiétar y dos de Higuero, y otras son un garabato, o no hay hierre "o si lo hubo, desapareciócomo en el caso del tercer toro dicho. Podría uno guiarse por las banderillas, cuyos papelines está niand ando den, los colores de la di,visa, pero tampoco, porque las de Alcalá son variopintas y desde luego ayer sus colores no correspondían a las ganaderías mencionadas de Tietar y dos de Higuero-. De manera c[ue se hace difícil distinguir de qué ganaderías son los especímenes que salen al ruedo y hay que pi-oceder a veces por eliminación-Por ejemplo, se elimina Miura, Tulio, conde la Corte, etcétera, y nos quedamos con lo de Tiétar y lo de Higuero.Y ¡premio, acertó el caballero!
Ayer se celebró la segunda corrida de la feria de Alcalá con tres toros de Tietar y tres de Miguel Higuero, para Palomo Linares, Currillo y Jorge Herrera
Palomo. Estocada (palmas y saludos). Estocada caída y tendida tirando la muleta (vuelta con algunas prolestas). Currillo. Un pinchazo al encuentro, dos pinchazos más, media trasera y atravesada, rueda de peones y descabello. Tres pinchazos, media delantera y rueda de peones (palmas y saludos en los dos). Herrera. Dos pinchazos y descabello (palmas y saludos). Cuatro pinchazos y descabello (silencio). Los toros. Salvo el cuarto y quinto -aquél con más tipo, éste cornalón- sin presencia ni fuerza. Todos salieron romos. Fueron de una sola varita y además se caían. El cuarto, quedado, el quinto punteaba por el izquierdo- y el resto tenía la embestida aborregada. Hubo un cuarto de entrada.
Aunque al cabo, qué más da. Si muletazo de mando porque aterrizan también, lo mismo importa que sean de Tiétar, que de Higuero, que de Sorando, que de su pastelera madre. Y aún si los matadores tuviesen el arte ya que está uno ahí y ha echado la tarde a feria (qué gracia, feria), ni contemplaciones caído ese torillo e incluso el cuarto y quinto, que eran más aparentes. Los que no se habrían caído ni a soplidos, ni a huracanes, ni a hachazos, son los pitones, porque no los vimos. Lo de Tiétar, lo de Higuero y lo de su pastelera madre no tenía pitones de exquisiteces hasta llegaría a suponer un regalo para la acendrada afición. Pero los de ayer fueron incapaces de tal cosa. Los de ayer nos ofrecieron un muestreo de vulgaridades en cadena, cientos de pases Palomo, otros tantos Herrera pero con más barullo, algunos menos, Currillo a quien -subráyese como merece- tenemos apuntados un derechazo hondo y dos verónicas toreras.
¿Para qué el análisis de si actuaciones y condiciones de las reses que empezaban por no ser toros? Cuando la primera estaba moribunda, por efecto de la estocada, se -Oyó una: gran voz: «Sóplale, Palomo! ». Sí, con un soplido se hubiera caído ese torillo e incluso el cuarto y quinto, que eran más aparentes. Los que no se habrían caído ni a soplidos, ni a huracanes, ni a hachazos, son los pitones, porque no los vimos. Lo de Tiétar, lo de Higuero y lo de su pastelera madre no tenía pitones.
Presidía la autoridad competente: ya.
Babelia
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