Es hora de explicaciones
Al mes largo de vida activa y rematado el primer conjunto de medidas que afrontan la situación de la economía, el Gobierno aún no ha precisado por boca de cualquiera de sus representantes cuál es su diagnóstico sobre la economía nacional, sus previsiones de futuro y sus objetivos.En las reducidas intervenciones públicas de relieve de los distintos responsables de los departamentos económicos, únicamente se han abordado cuestiones de tipo coyuntural o parcial y siempre en términos generales.
En la contabilidad de intervenciones podemos destacar por parte del ministro de Hacienda los tres folios leídos en la firma del crédito internacional de 1.000 millones de dólares concedido a España por la gran banca privada. En esa ocasión el señor Carriles no apuntó ni diagnosticó ni objetivos ni previsiones, sólo una alusión de esperariza en la reactivación de las economías occidentales.
El titular de Industria, hombre veterano en la casa y único superviviente en el equipo económico con respecto al primer Gobierno de la Monarquía, no ha sido más prolífico. En una intervención en televisión comentó la prioridad al proyecto de ley de fomento de la minería y la importancia del Plan de electrificación rural, y en la Feria de Asturias aludió a las inversiones ya conocidas de Ensidesa y Hunosa, y al etróleo del Cantábrico.
El ministro de Comercio ha tenido dos intervenciones, una con motivo de la fiesta de la marina mercante, ocasión en la que anunció algunas de las medidas referidas al sector pesquero que estaban en la mesa del Gobierno y luego fueron aprobadas. La otra en la Feria de Muestras de Asturias en la que planteó la oportunidad de medidas de fomento a la exportación que previsiblemente el Gobierno aprobará en el Consejo de Ministros del martes.
El titular de Agricultura, por su parte, intervino en la reunión de presidentes de las Cámaras Sindicales Agrarias para informar de las ayudas al campo aprobadas por el Gobierno.
Tampoco el titular de la Presidencia, que actúa de coordinador y convocador de las reuniones de la Comisión Delegada para Asuntos Económicos, ha informado al país de objetivos o previsiones económicas.
Tanto funcionarios de relieve como economistas y empresarios se preguntan qué pretende el Gobierno. El anterior titular de la vicepresidencia económica fue claro, prácticamente, desde su toma de posesión, ya que en el temprano discurso de presentación de los presupuestos ante las Cortes pronunciado el 29 de diciembre explicó su diagnóstico y su receta. Buena parte de las disposiciones puestas en vigor en estas semanas estaban contenidas en el proyecto de ley de actuación económica del anterior Gobierno, que éste retiró de las Cortes cuando estaba pendiente de la aprobación del pleno.
Ignoramos si el Gobierno en sus largas reuniones formales e informales del Consejo y de la comisión delegada, se ha planteado a la hora de enfrentarse a la situación económica, y de acercarse a un otoño que no se presenta nada esperanzador, el análisis del dónde estamos y del porqué. Si es así bueno sería que explicara su posición. En la declaración programática, en su punto 10, se hacía una enumeración de buenas y correctas intenciones, pero eso no basta.
A plinto de entrar en el otoño, es hora de que los responsables de la economía nos expongan su cuadro de previsiones, sus objetivos- concretos en cifra macroeconómicos y los horizontes de fin de año y del próximo 1977.
¿Cómo evolucionará o se pretende que evolucione el producto Nacional bruto? ¿Cuáles son las perspectivas del desempleo y de la inflación? ¿Cómo se pretende que se comporten las magnitudes monetarias? Son cuestiones todas ellas que requieren una clara y urgente explicación.
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