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La muerte de una niña pone en entredicho al ejército británico en el Ulster

Juan Cruz

La posición del Ejército británico que opera en el Ulster ha vuelto a quedar en entredicho. Un informe forense ha revelado que la bala que mató a una niña de doce años en el condado de Armagh, el pasado sábado, provenía del fusil de un soldado.

Al principio, un portavoz del Ejército había informado que la muerte de la niña Majella O'Hara había sido causada por los disparos de unos terroristas contra una patrulla de soldados. Según esa primera información, el Ejército no había repelido la agresión, de modo que la bala había sido disparada por miembros del IRA.El propio padre de la niña escuchó el disparo que mató a su hija, fue una sola bala la disparada. Al final, el servicio de prensa del Ejército ha tenido que admitir que la bala, en efecto, provenía de un soldado británico.

El IRA, que había sido culpado al principio de la muerte de Majella O'Hara, ha encontrado en este caso un elemento a su favor para contrarrestar la campaña que en contra de sus actividades se ha iniciado en el territorio y que tuvo su momento de mayor esplendor el pasado sábado, cuando 10.000 personas, protestantes y católicos, marcharon por el sector católico de Belfast pidiendo que «todos los violentos del Ulster» se fueran de la provincia.

Ahora las críticas del IRA y de muchos de sus simpatizantes católicos se concentran en el Ejército, que en estos momentos se halla entre dos fuegos.

Por un lado, el Ejército había sido acusado de mantenerse demasiado neutral respecto de las actividades terroristas. Esa posición muy cuidadosa había sido decidida por el Gobierno de Londres, que piensa que todavía es posible que triunfe una política de reconciliación.

Dificultades para Londres por la muerte de la niña

Sin embargo, los últimos acontecimientos, durante los cuales el IRA provocó numerosos incidentes, muchos con consecuencias mortales, dieron ocasión a conservadores y unionistas para pedir amplios poderes para el Ejército y la policía. Según ambos sectores políticos, las fuerzas de seguridad sólo necesitan una orden de Londres para pasar a la acción y acabar con el IRA provisional.Si el Gobierno estaba dispuesto a hacer caso a esas demandas, es obvio que el incidente del sábado, en el que la bala de un soldado mató a una niña, le habrá puesto las cosas más difíciles y habrá disminuido, entre la población católica del Ulster, el repudio que en ese sector se empezaba a sentir por los provisionales.

Unionistas y conservadores tratan de forzar al Gobierno

Por otra parte, la mujer con cuyas palabras se inició la semana más tensa de los últimos tiempos del Ulster, Marie Drumm, sigue en la cárcel.La señora Drumm pronunció hace nueve días un discurso en el que dijo que si el Gobierno británico no hacía desaparecer las leyes que convierten a un terrorista en un delincuente común, sus compañeros destrozarían la ciudad de Belfast y otros lugares de Gran Bretaña. Acusada de incitar a los terroristas, la señora Drumm fue detenida. Ahora un juez ha corroborado esa detención y la líder del Sinn Fein tendrá que estar en la cárcel siete días más, hasta que se den a conocer los cargos que existen contra ella.

Si después de esos siete días la señora Drumm vuelve a prisión, es muy posible que sus simpatizantes traten de poner en práctica la amenaza que ella hizo cuando aún estaba en libertad.

Haya conflictos o no, los unionistas y conservadores tratan de forzar al Gobierno a que use sus dispositivos de seguridad para detener a todos los compañeros de Marie Drumm. Según aquéllos, la señora Drumm, como otros políticos afectos al IRA, son los reales responsables del terrorismo que hay en la provincia.

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