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La obra narrativa de Manuel Andújar, unas visperas que lo siguen siendo

Vísperas de Manuel AndújarMadrid. Alianza EditoriaL (El Libro de Bolsillo). 1976.

Manuel Andújar (La Carolina, 1913) ' tiende a organizar su obra en ciclos sucesivos. No empezó a publicarla -¿a escribirla?- hasta el destierro, acuciado por la tragedia que acababa de vivir. Y así aparecieron sucesivamente un libro de crónicas -Saint Cyprien, plage. Campo de concentración (1942)-, otro de relatos -Partiendo de la angustia (19143)- y una primera novela, Cristal herido (1945). Pero estos libros son, hoy, la prehistoria de su escritura. Manuel Andújar no los ha reeditado, sometiéndolos, al parecer, a un trabajo de reelaboración.

Por ello, cuando en 1967 el escritor regresó a España, concentró sus esfuerzos en la publicación de su obra posterior. Cuatro grandes novelas han aparecido hasta ahora: la trilogía Visperas,que en estos momentos merece la reedición en una colección de bolsillo, y su obra maestra, Historias de una Historia.

Vísperas apareció primero como tres novelas sueltas, en el exilio mexicano: Llanura (1947), El vencido (1949) y El destino de Lázaro (1959). Sólo en su reedición española, en 1970, el escritor las reunió como si se tratara de una trilogía. Se habían publicado como libros independientes, y de hecho lo son, desde el punto de vista ar-. gumental.

Pero una extraña unidad subyace bajo estos tres libros aparentemente dispares. Se trata de la unidad dada por el tema, la exploración de aspectos de la realidad española anterior a la Segunda República y a la Guerra Civil. Una vez efectuado el descubrimiento, el escritor advirtió que en realidad esta misma unidad se daba con el resto de su obra. Y la trilogía Vísperas se ha ampliado para convertirse en toda una serie, un cielo narrativo que bajo el lema de Lares y penares recogerá también su primera novela, Cristal herido, la más reciente, Historias de una Historia -que se constituirá en el centro neurálgico de la serie- y las que publique posteriormente, de las que se anuncian dos nuevas, ya terminadas: Cita defantasmas y Mágicafécha.

Entraña

La preocupación fundamental de Manuel Andújar es la exploración de la entraña española. Ello, y el hecho de que su obra hubiera nacido bajo un signo traumático -el exilio- habría dado lugar, normalmente, a una literatura comprometida, de combate, a una escritura urgente. Sin embargo, la escritura de Andújar es sabia, severa, serena. Su ambición es la del equilibrio entre su compromiso y las exigencias formales, y de ahí su permanencia. El mismo escritor lo dice: «Querer explicarnos lo español y'su posible trascendencia a lo universal, intentar ver claro en la maraña de la gue rra civil, en función de los hombres, y no de ésta o aquélla facción, de ésta o aquélla doctrina, de tal o cual táctica, del grupo de intereses y empecinamientos de mengano y de zutano. Al menos, para mí, es la literaria la única forma que tengo de expresarlo y de buscarlo, un problema previo, que no me deja en paz, y sólo cuando a mi manera lo resuelva, o crea que lo haya resuelto, podré encararme con otros problemas, gentes y momentos». (Del volumen Cartas son cartas, antología -epistolar, México, 1968).Este problema previo, que me he permitido subrayar, forma el entramado básico de la obra literaria de Andújar. En otra ocasión, definí esta obra como un intento de realismo simbólico. Paradoja sólo aparente: ¿Cómo puede el simbolismo, que exige técnicas más bien abstractas, aliarse con el realismo, que las utiliza concretas y testimoniales? Ambos conceptos, hay que confesarlo, están desvirtuados. El. realismo es intencional, no técnico; y el simbolismo es ético, y no simplemente estético. Quedemos, pues, si no se acepta la definición, en que la obra de Andújar es un intento de explicación moral, apoyado en una exploración de la realidad española, y, en ocasiones -como en Historias de una Historia- en la recreación del testimonio, vivido.

Hay un fondo de experiencia vivida en la obra de Andújar, pero nada más. No se trata de ninguna autobiografía. El campo manchego, la mina andaluza, el puerto mediterráneo -escenario! de Llanura, El vencido y El destino-de Lázaro, respectivamente- forman parte de los recuerdos del escritor, desde luego. Sus tres primeros libros son testimbnios puros, mientras que Historias de una Historia presenta la guerra civil en una elaboración. concentrada, para trazar una radiografía moral. Hay mucha rebotica en la obra de este escritor. Todo está fundido, transmutado, reelaborado -para alcanzar el nivel estético exigido para que la obra pase, de ser un simple testimonio, a convertirse en obra de arte.RealistasY así debe ser. Por eso sus libros son realistas, en el sentido de que suponen una radiografía de una realidad con una ambición de crítica moral. Y al mismo tiempo, en su elaboración formal, los objetos, los personajes, los hechos, los escenarios, se convierten en auténticos símbolos, o al menos,.se comportan como elementos de esa misma crítica moral. Lo que merece un estudio aparte es precisamente el texto de Manuel Andújar. Una prosa concentrada, de sabor arcaizante en ocasiones, tremendamente trabajada. Y no se trata de un formalismo apriorístico. Sin duda, en su juventud en aquellos años de la preguerra, sp sensibilidad quedó marcada por el influjo de la narración esteticista, cuyo máximo exponente fue Benjamín Jamés. Sin embargo, la tragedia de la guerra civil y 0 exilio le separó para siempre de toda gratuidad formalista a secas.

Hay un trasfondo trágico en la obra de Manuel Andújar. Pero a pesar de su pesimismo severo, un fondo de esperanza se respira en sus libros. El escribir es también un combate, y Andújar lucha por imponer el triunfo de la moral, de la ética.

Por eso, estas Vísperas lo siguen siendo todavía. Vísperas de la justicia. La exigencia de su prosa, de su estilo a veces atormentado, en ocasiones sereno, siempre exigente consigo mismo, dan fe de este anhelo de justicia. De encontrar un sentido moral a los ' ac ' tos; pero los actos son la obra de los hombres, de los personajes, de la colectividad, de las ficciones. Se trata del viejo intento de siempre: convertir la vida en literatura y viceversa.

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