_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Curiosidad y humor borgeanos

Borges describió premonitoriamente la inutilidad última de una guerra terrible entre dos facciones enfrentadas en el espacio y en el tiempo, una guerra infinita y descabellada. La realidad imita esta vez a la literatura arquetipica y Argentina vive momentos especialmente difíciles, tensiones que de una manera inevitable inciden en la vida cultural del país y que afectan trágicamente a muchos de los hombres que colaboran en la construcción de esa cultura: muertes, desapariciones, exilios. Un rosario de atentados y venganzas, de ¡limitados odios e indiscriminadas brutalidades. La esperanza -nunca perdida- reside en que la realidad sea menos cruel que el arte y que esa lucha que en la ficción Borges soñó eterna tenga un rápido fin en el suelo de lo real. Y con esa esperanza escribo estas líneas sobre el último Borges, ese Borges que es todos los argentinos, ya que todos los argentinos somos un poco Borges. Noticia son sus dos nuevos libros aparecidos en Buenos Aires, su repentina y parcial recuperación de la visión y su ya confirmada visita a Madrid en los primeros días de septiembre.Libros marginales

Libro de sueños y Prólogos,

de Jorge Luis Borges. Torres Agüero. Editor. Buenos Aires, 1976 y 1975.

De los libros debo decir, ante todo, que son libros marginales en la obra del maestro, marginalidad que en Borges no puede significar nunca inferioridad. Más de algún critico habrá encontrado en su obra menor los detalles que demuestran la genialidad, los rasgos que definen esa suerte de infalibilidad literaria de los auténticos clásicos. En Prólogos reúne 38 prólogos a diversos autores, encabezados por un Prólogo de prólogos de desbordado humor borgeano, donde revisa la postura actual de quien escribió aquellas exégesis variadas a lo largo de su vida y trata de definir una teoría del prólogo que, según él, «en la triste mayoría de los casos, linda con la oratoria de sobremesa o con los panegíricos fúnebres y abunda en hipérboles irresponsables, que la lectura incrédula acepta como convenciones del género». Los nombres de Carlyle, Cervantes, Whitman, Valéry, Kafka o Swedenborg aparecen mezclados con los otros dioses tutelares del limitado altar de sus devociones y junto a los no menos tutelares mitos literarios que él contribuyó a crear: Macedonio Fernández, Almafuerte, Bioy Casares, Ascasubi, Nora Lange ("era toda una vikinga"). El libro se lee como un ensayo borgeano más, ya que su naturaleza original queda olvidada y es difícilmente una reincidencia, porque se tratan en su mayoría, de prólogos a ediciones inencontrables y, en algún caso prólogo a un libro por imprimirse, como el curioso apunte a las Mystical Works, de Swedenborg, preparado para la edición de la Iglesia de la Nueva Jerusalén, de Nueva York. Este libro de prólogos deberia ser engrosado en su próxima edición con el que Borges acaba de escribir a Cosmogonías -una lujosa selección ilustrada de sus poemas, aún inédita- y que yo he podido leer gracias a sus editores y a una tía benéficamente atacada, desde hace muchos años, por esa borgesmanía que ahora descubren algunos periódicos argentinos.

Por su parte, Libro de Sueños es una antología de textos literarios en los que el tema del sueño juega un papel trascendental. Es un tipo de trabajo que en Borges tiene ya Mna fundada tradición; recordemos su delicioso Manual de Zoología fantástica, o sus Cuentos Breves y extraordinarios. Partiendo de los sueños originarios (Gilgamesh, el Génesis y las tradiciones orientales), atravesando las fértiles regiones de la literatura clásica y árabe, esa vasta e inquietante curiosidad borgeana acaba paseándose por sus limitadas preferencias contemporáneas. (Yeats, Kafka, Eliade, Aragón, o una extravagante inclusión de Antonio Machado.) La obsesiva presencia del sueño la podemos rastrear desde los inicios de la obra de Borges, hombre que se entregó a la laboriosa empresa de soñar otra realidad hasta lograr su institución, el desplazamiento de la cotidianidad, que es otra. de las formas del sueño. Ya en su Arte Poética escribió con voluntad de sentencia: «Sentir que la vigilia es otro sueño / Que sueña no soñar y que la muerte / Que teme nuestra carne es esa muerte / De cada noche y que se llama sueño».

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_