Los "nueve" quieren limitar la fluctuación de sus monedas

En su último encuentro antes de las vacaciones de verano, los ministros de Finanzas de la Comunidad Europea se han compro metido a reducir los déficit de sus presupuestos nacionales para 1977, siguiendo las orientaciones de la Comisión del Mercado Común, orientaciones que constituyen un llamamiento a la prudencia.

Aparte de aceptar el principio de austeridad a nivel público, siguiendo el ejemplo dado por el Reino Unido que de un golpe ha decidido ahorrar el año próximo mil millones de libras, los nueve intentarán estimular las inversiones susceptibles de crear nuevos empleos.El paro es hoy por hoy uno de los problemas que más inquietan a los países de la Comunidad, entre otras cosas porque los últimos informes efectuados por expertos demuestran que, a pesar de la reactivación económica, va a ser muy difícil reabsorber los cinco millones de desempleados.

Como ya es costumbre en este tipo de reuniones, los ministros de la CEE han contado una vez más los grandes desequilibrios económicos existentes en el seno de la Comunidad, que en lugar de superarse se van agravando de año en año y se agravarán aún más con la adhesión de Grecia.

Muestra de estos desequilibrios es el tipo de inflación, que oscila entre un 5 por 100 anual en la República Federal Alemana, y un 20 por 100 en Italia y el Reino Unido.

En esta ocasión, aparte de constatar las diferencias, los nueve han considerado oportuno el introducir una novedad en sus habituales debates: el examen de un plan, propuesto por el ministro holandés, Duisenberg, encaminado a regresara una disciplina común en materia económica y monetaria.

No se ha adoptado ninguna decisión para hacerlo aplicable, pero el mero hecho de que este plan no sea rechazado indica que los países miembros del Mercado Común estarían dispuestos a dar algunos pasos, tímidos y cautelosos, eso sí, hacia la Unión Económica y Monetaria, tan lejana que parece inalcanzable.

El principal elemento de este plan consiste en establecer un puente entre las monedas de la serpiente monetaria y las que flotan libremente.

Para estas últimas (lira, libra, y franco francés) se establecería una zona objetiva que limitaría sus fluctuaciones, sobre todo los movimientos provocados por la especulación.

Telón de fondo durante la discusión ha sido la incierta suerte del franco francés, que ayer alcanzó su nivel más bajo de los últimos catorce meses, y obligó al Banco de Francia a acudir en su ayuda.

Los ministros de Finanzas de la Comunidad analizaron también el problema de las deudas de los países subdesarrollados, que ha provocado la suspensión temporal del diálogo Norte-Sur, por las diferencias de opinión entre pobres y ricos.

Sobre este punto siguen existiendo dos posiciones que parecen irreconciliables, una defendida por Alemania y otra por Holanda. Los primeros lo abordan desde un punto de vista bastante restrictivo y en completo acuerdo con el que sostienen los Estados Unidos, los segundos, por el contrario, se declaran dispuestos a anular las deudas de algunos países del Tercer Mundo.

Los nueve han encargado a un comité de expertos, que profundice en el tema y elabore, propuestas susceptibles de impulsar la reanudación del diálogo Norte-Sur.