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Piden a Juan Carlos I que aplique la Declaración Universal de Derechos Humanos

Cientos de obreros en ropa de faena rodearon a los Reyes de España, llegando incluso en algún momento a romper los cordones de seguridad, durante la visita de los soberanos a la fábrica de automóviles Citroën Hispania. Los 2.000 trabajadores del turno de tarde vitorearon reiteradamente a don Juan Carlos y doña Sofía y pidieron amnistía y readmisión de los despedidos. Fue, sin duda, el acto más emotivo de la jornada, en la que se superó la relativa frialdad de días anteriores.

Los Reyes, acompañados de Alvaro Rengifo, titular de la cartera de Trabajo que se encargaba del Ministerio de jornada, visitaron ayer la provincia de Pontevedra acompañados de diversas personalidades. Poco después de las nueve de la mañana salieron por carretera de Santiago de Compostela y recibieron el homenaje de millares de personas a su paso por distintas poblaciones, especialmente en Villa de Arosa, donde se detuvieron unos minutos.En la plaza de España, de Pontevedra, varios miles de personas recibieron a los Reyes. Junto a la pancarta de mujeres de Tierra de Montes, que pedían a la Reina puestos de trabajo para sus maridos, figuraba una, portada por varios niños, que decía: Todos con el Rey, nosotros con Felipe, y otra en la que la asociación Unión del Pueblo Español (UDPE) saludaba a los Reyes. Ocupaban lugar preferente entre la multitud muchachos de la Organización Juvenil Española.

Después de pasar revista a las tropas que les rindieron honores, el Rey y doña Sofía se dirigieron a la Casa Consistorial, desde la cual escucharon al alcalde, Joaquín Queizán, plantear algunos problemas, entre otros la falta de -una carretera de circunvalación y el traslado de un tercer puente sobre el río Lérez. El regidor aludió a los proyectos y deseos de la Corporación, entre los que señaló el impedir la creciente contaminación de la Ría, que fue una de las frases más aplaudidas. Terminó su intervención, en la que utilizó en algún momento la lengua vernácula, con los vivas habituales, cerrados con un sonoro Arriba España

El Rey, que en esta jornada no habló en gallego, excepto al dar los vivas a Galiza, contestó con un elogio para los pontevedreses que han sabido conservar y valorar muchas cosas del pasado. También se refirió a la defensa del medio ambiente como uno de los problemas que es preciso atender.

Entre constantes aclamaciones, Sus Majestades se dirigieron en coche descubierto al santuario de la Virgen Peregrina y, posteriormente, a la Ciudad Infantil de la Diputación, inaugurada con el nombre de Príncipe Felipe. El presidente de la Corporación provincial expuso algunos problemas de Pontevedra.

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Sesenta mil personas reunidas en Vigo

En dos helicópteros, los Reyes se trasladaron a Vigo, donde fueron recibidos por 5.000 personas en el muelle comercial. Hicieron un recorrido en automóvil por diversas calles céntricas hasta llegar a la nueva Casa Consistorial, donde se calcula que se habían concentrado 60.000 personas.

Joaquín García Picher, alcalde de la ciudad, pidió en su discurso atención para el problema del bilingüismo, que él mismo empleó. «Los gallegos achacan los grandes males de Galicia -dijo- al tradicional olvido de las singularidades de nuestra región por parte del centralismo administrativo, al prescindir éste de las mismas.» Defendió la ubicación en esta ciudad, que cuenta con el puerto pesquero más importante de España, de la Escuela Superior de Tecnología Pesquera, y aludió a la importancia de la pesca, lo que provocó grandes aplausos, al igual que cuando afirmó que en el reinado de Juan Carlos «fijamos la esperanza de una Patria próspera, unida y justa, en la que los principios contenidos en la Declaración universal de derechos humanos, de la Organización de las Naciones Unidas, sean aplicados en toda su amplitud y con retroactividad, gracias a la generosidad que caracteriza a la realeza».

El Rey prometió urgir al Gobierno para que busque soluciones a los problemas planteados, y dijo: «Hemos de mirar hacia adelante con decisión en lo esencial y el tesón típico de estas magníficas gentes gallegas ha de poder con todo, en íntima colaboración con las demás gentes españolas en la unidad de la Patria».

En numerosas ocasiones, el público interrumpió el discurso con vivas a los soberanos. En un sector de la que pasará a llamarse Praza do Rei, en torno a una pancarta que pedía viviendas para los afectados por la construcción del nuevo Ayuntamiento, los gritos generalizados de ¡Sofía, Sofía! se mezclaron en algunos momentos con otros que pedían amnistía.

Un concejal vigués, Antonio Nieto, que había conseguido autorización de la Casa Real para no llevar chaqué, recibió a los Reyes sin corbata y dijo a cada uno de ellos, al tiempo que estrechaba su mano: ¿Cómo está la Reina guapa? y ¿Cómo está el Rey deportista?, frases a las que los Reyes respondieron con sonrisas.

Trabajadores de confecciones Dresslock, de Porriño, donde más de 500 obreros llevan un año acogidos al seguro del desempleo y temen por el futuro de la empresa, y representantes de los estibadores del puerto comercial de Vigo, departieron unos minutos con don Juan Carlos, al que expusieron sus problemas.

En contacto con los obreros

Después de asistir a una comida ofrecida por el Ayuntamiento vigués, los soberanos se desplazaron a Citroën Hispania. A la puerta de la factoría un grupo mostró una pancarta que fue muy aplaudida: exigía la readmisión de los despedidos, más de una treintena, en 1972, cuando los grandes conflictos en septiembre de aquel año, que comenzaron precisamente en la fábrica de automóviles y movilizaron a más de 20.000 trabajadores.

El consejo de administración, en el que figura el ex ministro Antonio Garrigues, recibió a los Reyes que, durante casi una hora que permanecieron en la factoría, estuvieron permanentemente rodeados por los obreros que vestían los monos de faena. Estrecharon cientos de manos, en algún momento caminaron por las naves separados y escucharon, entremezclados con los vítores que les dedicaban, peticiones de readmisión de los detenidos y gritos de ¡Juan Carlos y Sofía, queremos amnistía!

Los Reyes vivieron escenas muy emotivas en charla con los obreros y Juan Carlos recibió un escrito de la Junta Sindical en el que se pedía amnistía para los que han sufrido la represión capitalista; se criticaba la actuación de la Seguridad Social, porque ha subvencionado acciones que nada tenían que ver con la sanidad; solicitaban la inmediata construcción de 10.000 viviendas en la provincia y lamentaban la carencia del recurso de huelga como medio de solidaridad. Al solicitar el reconocimiento de las libertades políticas y sindicales, el escrito dice: «Majestad, los trabajadores no somos ni una masa indisciplinada ni un peligro social. Venimos ofreciendo a la sociedad una imagen de exigencia, de dureza en nuestros justos planteamientos, pero nunca protagonizamos el desorden porque nos consideramos ciudadanos que hemos de contribuir al engrandecimiento de Galicia y de España».

Juan Carlos, en su conversación con los cargos sindicales, dijo que no había que gritar en masa, sino expresarse individualmente, a través de los representantes de los trabajadores, a los que dirigió unas palabras desde el estrado en el que, se había situado un modelo del CX-2.200, que lanzará la empresa el próximo otoño.

La jornada terminó en Cangas, con la inauguración de la Casa del Mar. Simultánea y simbólicamente quedaron inauguradas tres Casas más y varios consultorios del Instituto Social de la Marina en Galicia.

A última hora de la tarde, los Reyes regresaron en helicóptero a Santiago de Compostela, desde donde hoy se desplazarán a la provincia de Orense.

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