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El Viti de la comodidad

La faena de la temporada, una gran faena, la hizo El Viti en la última corrida de los sanfermines. Llegó con la goma de borrar y borró el recuerdo de todos o casi todos sus compañeros de profesión. Sobre todo borró el recuerdo de sí mismo, el de un Viti hundido por el nefasto planteamiento de su reaparición, siempre al apoyo engañoso de unas ganaderías sin garra, con toros escasos de presencia y sin fuerza; el de un Viti hundido por el aburrimiento que producía su toreo desangelado; el de un Viti hundido por el fracaso de su técnica, que había sustituido por el amaneramiento.La faena de Pamplona no fue tan redonda que este torero u otro no vayan a ser capaces de superarla. Fue en cambio de una gran profundidad y hubo en ella detalles de maestría que sólo son posibles cuando un torero ha vivido a fondo su profesión, durante años, con inteligencia, oficio y sentimiento. Esa sola faena vuelve a colocar a El Viti en la cabeza de la torería actual. Está en línea con aquellas otras del maestro Antonio Bienvenida, quien en una sola tarde, en un solo toro, hacía olvidar todo un rosario de fracasos y resurgía del montón de los olvidos para ocupar su puesto indiscutible de torero de época.

Pero mucho nos tememos que El Viti de Pamplona vayaá prodigarse muy poco, porque su temporada sigue marcada por la comodidad, en los mismos tonos que cuando la empezó. Por los carteles en que se anuncia vemos que va a medirse en todo caso, con ganaderías comerciales y el trapío de las reses va a dar que hablar. Se achacan estas mañas a Balañá, su exclusivista para la reaparición, pero es lo cierto que igual de cómodo iba El Viti, durante el largo apoderamiento de Florentino Díaz Florez, en las temporadas que precedieron a su retirada. Los aficionados, muchos de los cuales fueron vitistas por convicción cuando el salmantino defendía la dignidad del toreo en aquellos años sesenta, marcado por el furor cordobesista, se sintieron defraudados porque, al restaurarse la integridad del toro (aunque sólo fuera relativa), El Viti mantuvo sus privilegios y pretendió seguir beneficiándose del bucólico y mutilado tipo de reses que había impuesto El Cordobés.

De parecida forma continúa esta temporada -a salvo lo de Pamplona- y ésta es una gran pena, porque de la mano de un torero de clase, como es El Viti, podría volver la calidad a los ruedos; una calidad cada vez más lejana pues quienes empiezan, muchos que ya son relativamente veteranos, incluso, no tienen dónde asimilarla.

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