El desfile de la fiesta nacional francesa, devuelto a los Campos Eliseos
La capital de Francia celebró ayer la Fiesta Nacional que conmemora la toma de la Bastilla en 1789, bajo una lluvia incesante, que deslució el tradicional desfile militar, aunque hiciera olvidar la prolongada sequía europea.
El presidente Giscard d'Estaing presidió desde una tribuna descubierta el paso de tropas y blindados, con el mismo estoicismo con que miles de parisienses se concentraron en los Campos Elíseos.
La parada aérea fue anulada por el mal tiempo reinante, aunque hasta el último momento los aviones militares estuvieran dispuestos a participar en el programa.
Un total de 9.000 hombres, 220 blindados y otros 340 vehículos militares han participado en el desfile, del que la nota destacada han sido las muestras de armamento nuclear y la presencia de una gran unidad del ejército en formación de combate con todo su material.
La unidad elegida fue la décima brigada mecanizada, de guarnición en Reims, formada por 2.500 hombres con armamento moderno y capacitada para la guerra clásica y la nuclear.Entre el material exhibido destacaron los carros blindados Am-10 y los Am-30, dotados de mira nocturna de rayos infrarrojos y cuyos obuses traspasan todos los blindajes conocidos.
La parada militar de ayer ha de vuelto a los Campos Elíseos su protagonismo tradicional en cada 14 de julio, que ha sido roto en los dos últimos años, en que el desfile fue celebrado en la Bastilla (1974) y en «La Nation» (1975).
La tribuna presidencial fue colocada por primera vez en la Plaza de la Concorde, ante el Obelisco.
Aparte las personalidades militares y políticas que acompañaban al presidente Giscard, destacaba la presencia del agregado militar chino y el agregado militar de la India, entre las representaciones diplomáticas extranjeras presentes al acto.
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