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Inglaterra quiere explotar sola el petróleo del Mar del Norte

Juan Cruz

Tres nuevos yacimientos petrolíferos se han descubierto en el mar del Norte. Uno de ellos, según el Financial Times, podría ser muy prometedor, ya que puede contener unas reservas calculadas entre 600 y 800 millones de barriles. El yacimiento, descubierto por el grupo Philips, se encuentra a unas veinte millas al sur del campo petrolífero de Brae y ofrece características geológicas semejantes a este último, lo que hace pensar que podría tratarse de un yacimiento muy importante.

Las reservas petrolíferas del yacimiento de Brae se estiman en más de mil millones de barriles de petróleo, y en más de mil millones de metros cúbicos de gas. Los otros dos yacimientos descubiertos se encuentran a unas siete millas al norte del campo petrolífero de Thistle y al sur de esta zona. El descubrimiento del grupo Philips, probablemente justificará la construcción de un nuevo oleoducto.El petróleo del mar del Norte puede anular al final de esta década el crónico déficit en la balanza de pagos británica. Para 1980 se prevé que los beneficios de la explotación petrolífera de las costas escocesas le darán al Reino Unido un balance favorable de cerca de seis mil millones de libras (732.000 millones de pesetas). Cinco años más tarde se triplicará la ya importante cantidad. Eso convertirá al petróleo del mar del Norte en el responsable del tres al cinco por ciento del PNB (Producto Nacional Bruto) de este país. Las perspectivas extremadamente favorables que el mar del Norte le ofrece a la economía británica, hace que el Gobierno de Londres se mantenga especialmente cauto a la hora de comentar las demandas de sus aliados europeos y, concretamente, de los restantes miembros del Mercado Común.

Francia, sobre todo, ha venido exigiendo que Gran Bretaña contemplara la necesidad de abrir las fronteras de aquel mar para la explotación común de todos los países de la CEE.

En la última visita que Giscard hizo a Londres -la primera como presidente del Gobierno francés- Callaghan trató de convencer a su colega de que Inglaterra sólo estaría dispuesta a favorecer tales concesiones en momentos de grave urgencia y de falta notoria de energía en los restantes países de la comunidad.

En realidad lo que Gran Bretaña quiere es mantener asegurada aquella fuente de divisas, con la que espera compensar todos sus anteriores desequilibrios económicos.

Hay otros aspectos de la economía inglesa que explican el optimismo con el que los británicos han comenzado el verano. Los empresarios, los trabajadores y el Gobierno han llegado a un acuerdo sobre la estrategia industrial a seguir. Según tal estrategia, el Gobierno consolida su intención de recortar el gasto público para invertir más en la industria manufacturera, cuya falta de iniciativas en los últimos años ha conducido al déficit en la balanza de pagos que se intenta reformar gracias a los billones que se esperan obtener del petróleo del mar del Norte.

Para ponerle cifras al optimismo, el ministro británico de Hacienda ha dicho que en los próximos años el índice de crecimiento de la economía puede subir en un 5 por 100 y que la necesidad de pedir prestado podrá acabar muy pronto o reducirse considerablemente. Parece, por tanto, que el periodo de recesión que ha azotado a Gran Bretaña acaba por fin.

Todas las perspectivas no son igualmente brillantes. Según una interpretación conservadora, si el Gobierno fracasa en su política antiinflacionaria, que puede resucitar cuando se acabe el pacto salarial, la libra puede ser equivalente a 1,30 dólares para 1980. Actualmente el índice de inflación es el doble del que presentan la mayor parte de los países de la CEE.

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