El Gobierno británico decide una ligera subida de precios

El Gobierno británico anunció ayer su decisión de levantar el vigente control de precios, que podrán subir ahora, aunque únicamente un penique en cada libra esterlina. La medida tiende a convencer a los industriales británicos para que inviertan más.

Los sindicatos han manifestado recientemente su oposición a cualquier subida, por mínima que sea. Sin embargo, el gobierno cree que los Trade Unions terminarán aceptando este aumento de precios, porque puede ayudar a reducir el desempleo existente en el país.Los industriales británicos han venido presionando para que el Gobierno fuera más flexible en el control de los precios. Alegaban que sus empresas estaban alcanzando déficits espectaculares que amenazaban su propia existencia.

El Gobierno ha tomado su decisión una vez que obtuvo el acuerdo de controles salariales con los sindicatos.

La decisión del Gobierno británico de relajar el control emstente sobre precios no ha convencido ni a los empresarios ni alos trabajadores. En ambos casos, por razones diferentes.

El presidente de la Confederación de Industriales Británicos, (CBI), ha declarado que un aumento del 10 por 100, como el que ha sido propuesto, no compensa las pérdidas registradas por los empresarios. De este modo es muy difícil que el Gobierno consiga cumplir su propósito de que se aumenten las inversiones y se exporte más.

Los sindicatos y el ala izquierda del laborismo han reaccionado en contra de psta subida. Dicen que los otros sectores del país deben sacrificarse de la misma manera que los trabajadores. Ellos aceptaron a mediados de junio el programa de restricciones salariales propuesto por el Gobierno. Uno de los motivos por los que la aceptación fue unánime fue la promesa velada de que los precios iban a seguir congelados.

Sin embargo, se sabía que el Gobierno pensaba relajar el vigente control de precios, aunque los industriales esperaban una mayor generosidad en este plano.

Todavía los aumentos no son oficiales y por tanto los antiguos controles siguen vigentes. El Gobierno y la CBI tienen un mes para discutir la propuesta. Los sindicatos creen que la Administración les ha lanzado un test para advertir de qué modo reaccionarían los trabajadores británicos ante una subida mucho mayor que la señalada.

Los propios sindicalistas piensan que al final, el Gobierno cederá ante las demandas de los industriales y aceptará un aumento mucho más sustancioso. En principio, una concesión de esa clase dañaría las relaciones Gobierno-Trade Unions. Pero, por un lado la Administración ya ha logrado lo que quería de los sindicatos -el tratado salarial- y por otro, el Gobierno necesita el apoyo de la industria para hacer competitivas las exportaciones británicas y equilibrar finalmente la balanza de pagos.

En ese juego de intereses, es obvio que terminará ganando lo que la secretaria de Estado para precios, Shirley William ha llamado el reto industrial de Gran Bretaña. Sin esta subida de precios -y las que vengan, a pesar de las promesas de moderación hechas por el Gobierno-, el desempleo aumentaría a un nivel incluso superior al presente. Esa es la posición oficial. El billón de libras que puede ir a las arcas de las industrias como consecuencia del levantamiento de las restricciones de precios, cree el Gobierno, pueden asegurar todos los empleos que ahora son inciertos.