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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Me leerás pero no me entenderás

Félix de Azúa

¿En ciernes porque así cae el polen, para fecundar y perpetuar? ¿O en ciernes como el cernícalo, girando sobre la presa? Desde luego hay una presa que esta rapaz codicia la teoría. Si fructificarán los giros, tiempo habrá para juzgarlo.Piensa Benet que la teoría es el gran enemigo de la novela. La teoría quiere decir, en este caso, la ciencia literaria, la ciencia general, la crítica literaria, la crítica tout court. Sólo el último de los artículos recogidos en este libro escapa a la disputa ciencia-arte que Benet tienta desde cuatro puntos de vista complementarios.

a) La preeminencia del saber artístico: el creadores un crítico que supera su incapacidad para la comprensión mediante la expresión (p. 35). Esta era la combinatoria fundamental de Un viaje de invierno, y aquí se explicita -por decirlo así- en la retórica del adversario.

En ciernes,

de Juan Benet.Madrid Edil. Taurus. 1976/ Un viaje de invierno, de Juan Benet. Barcelona. Edil. La Gaya Ciencia. 1976.

b) La simétrica distribución teológica entre científicos y artistas: el artista tiene como propósito mantener la ininteligibilidad del hombre (p. 44); el científico, lo contrario.

c) La simétrica distribución de los objetos: el artista hace «ciencia de lo particular» (p. 74), en tanto que el científco hace «ciencia de lo general», es decir, ciencia.

d) El simétrico correlato de los sujetos: el artista es hombre de conducta antisocial y egoísta (página 90), mientras el científico es fundamentalmente político.

Es evidente que la ambigüedad de términos como creador-artista y científico-teórico no sólo es necesaria, sino imprescindible para mantener la disputa: la exacta definición de los caracteres inclinaría la balanza del lado de los científicos. En el planteamiento de Benet la caracterización del científico o del artista no atiende sólo a presupuestos teóricos (eso sería rendirse sin dar la cara), sino también a rasgos artísticos -ambiguos- tales como la educación, la gracia o la capacidad histriónica. De tal modo que un artista objetivo como Joyce puede estar más cerca de la ciencia (por la senda catastral, como recordarán los lectores asiduos de Benet), que un científico como Darwin, cuya pericia narrativa logra fascinar a un lector artístico hasta hacerle perder de vista que los avatares, de los que está preso y suspenso, tienen como protagonistas unos cangrejos australianos o unos hongos.

Argumentación

De la argumentación, creo que la figura a conservar habría que imaginarla como sigue: en la carrera por envolverse mutuamente, el teórico clasifica y normaliza al creador; pero éste, por el mero hecho de ser creador, es siempre aquel que va por delante en la carrera, alimentando con sus detritus los informes del teórico. El hombre, de ciencia (en este caso, la literaria) tendría un fundamento: el hombre creador; pero el hombre creador no se fundaría más que sobre su propia originalidad, su pulsión negativa, su egoísmo (su subjetividad universal, diría Luckacs, y que Benet me perdone) y una lengua que se le impone en igual medida que al científico, pero que en el creador parece como natural y en el científico como contra-natura (y de ahí su esfuerzo formalizador en busca de un idioma puro y exacto).Benet defiende, por lo tanto, una posición infundada, incognoscible y asocial para el creador; un estatuto que le hiciera equiparable a todo producto singular en su singularidad. Y lo curioso del caso -la astucia de la razón- es que si entramos en la polémicas debemos hacerlo en términos creativos, pues de hacerlo en términos teóricos estaríamos negando lo que Benet afirma, sin discutirlo.

Ya en Un viaje de invierno Benet enfrentaba un discurso teórico con un discurso creador (el texto de caja y los ladillos, actuando respectivamente como el mito y el estado), resolviendo la aporía gracias a la aparición a fin de cuentas de una, novela llamada Un viaje de invierno. Del juego de ecos entre la voz infundada del creador y la fundada voz de la teoría, acababa surgiendo una tercera voz muda en la novela hasta el final, pues sólo puede oírse como totalidad) o un texto invisible, que dirimía la cuestión a favor del creador.

En este libro de ensayos BENET HA REPETIDO LA OPERACION DESDE EL OTRO LADO DE LA ESCENA. Todo lo que Un viaje de invierno mostraba, lo demuestra En ciernes, pero también, desde la otra perspectiva, los papeles se invierten y el viaje demostraba lo que en ciernes sólo se muestra. La pervivencia, sin embargo, de las virtudes propias de la narración, intriga, sorpresa y emoción en este libro de ensayos nos inclina a suponer que también desde el otro lado la cuestión se resuelve a favor de Benet. ¿Podía ser de otro modo?

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Sobre la firma

Félix de Azúa
Nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

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