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Francia, favorable a un entendimiento con los británicos

Vecinos, pero rivales, franceses e ingleses, vistas las cosas desde París, parecen tener la buena intención de hacer borrón y cuenta nueva para crear una atmósfera más propicia al diálogo constructivo, tanto en el plano de los intereses bilaterales, como a nivel comunitario. Para esto, hoy mismo, el presidente francés, Giscard d' Estaing llegará a mediodía a Londres.Desde que terminó la última guerra mundial, sólo tres jefes de Estado franceses han visitado oficialmente Inglaterra: Auriol, De Gaulle y, ahora, Giscard. La desconfianza y los malentendidos han pesado más que otras razones históricas. Para comprender la duda permanente, entre la amistad y la confianza, que ha dominado las relaciones entre los dos países, bastará recordar dos hechos: en el plano industrial, el túnel de la Mancha, proyecto que ya tiene un siglo de edad y que hoy, nadie piensa vuelvan a actualizar; en el dominio europeo, los británicos nunca olvidarán el veto categórico con que respondió el general De Gaulle cada vez que llamaron a la puerta de la comunidad

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Para Londres, las relaciones con París son una cuestión de "celos"

Los, franceses creen que ahora es el mejor momento para reanudar unas relaciones, «como las que mantenemos con Alemania Federal», según declaró el propio Giscard en vísperas de su viaje a Londres. Salvo en el terreno de la aeronáutica, con la construcción conjunta del Concorde, la cooperación industrial entre los dos paises no funciona, ni bien, ni mal. En éste, como en otros dominios, el objetivo de la visita de Giscard, consistirá en reanimar la colaboración entre los dos países. Consideran a Callaghan interlocutor más «razonable» que a Wilson, en este aspecto, como en el que concierne a los problemas de la CEE.A nivel comunitario, en efecto, franceses y británicos, hasta la fecha, tampoco se han entendido como pudiera dejar suponer su condición de «cabezas», al lado de Alemania Federal, de la Europa de los nueve. Sin embargo, se piensa en París que ahora «es probable que los británicos sean tan conscientes, como los franceses, de la influencia creciente de Alemania Federal en el juego comunitarie». Esta ínquietud» francesa ante el «gigante alemán, de ser compartida por Londres, podría ayudar a restablecer la confianza y la cooperación entre los dos países separados por el canal de la Mancha.

Por lo que concierne, según sondeos de los institutos de opinión pública realizados a propósito de este viaje, ingléses y franceses, o se desconocen, o se desprecian, o no se interesan gran cosa: para los galos, los británicos siguen siendo lo que dice la leyenda tradicional, es decir, deportivos, dotados de sentido cívico, el té, la reina, los Beatles, el whisky y el Rolls Royee. Y, de igual manera, un francés, para un inglés un amante de las bellas artes.

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