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"Ni estabilización a ultranza, ni reactivación generalizada"

«Ni estabilización a ultranza, ni reactivación generalizada, sino una política más compleja de moderada reactivación selectiva cuidando de combatir nuestros desequilibrios fundamentales, lo que lleva a compaginar actuaciones que en una visión simplista pudieran en primera aproximación, ser calificadas como de contradictorias».

La sala de comisiones de la planta segunda del palacio de las Cortes, se encontraba medio vacía cuando pasadas las cinco de la tarde el vicepresidente del Gobierno para Asuntos Económicos, Juan Miguel Villar Mir, hacía uso de la palabra para presentar en la Comisión de Hacienda el proyecto de ley de actuación económica.El discurso del ministro de Hacienda ha sido prácticamente de recuento de lo realizado hasta el momento.

Devaluación de la peseta, lucha contra el desempleo, contra el desequilibrio exterior, contra la inflación y política a medio plazo, fueron temas que Villar Mir fue abordando ante una concurrencia que en su actuación anterior no se le mostró del todo fiel.

Sobre el tema de la peseta dijo que aunque es pronto para presentar resultados de las decisiones devaluatorias, sí es satisfactorio constatar que hasta el momento nuestras exportaciones han incrementado del 10 por 100 en los cinco primeros meses, en términos reales, respecto de las cifras de un año antes.

Habló igualmente de inflación, recordó lo hecho hasta el momento y sobre todo el ajuste de la política monetaria, definiendo una política monetaria ligeramente restrictiva y orientada a que las disponibilidades líquidas crecieran sólo a la tasa de 16,5 por 100 este año frente al 18,8 por 100 en 1975.

Analizó acto seguido los criterios de actuación a medio plazo, para el trienio 1976-1978 orientados hacia los objetivos ya expuestos. Y así señaló las medidas englobadas en el proyecto de ley que presentaba al igual que expresó su preocupación por el déficit de la balanza de pagos «que debe reducirse -dijo- sensiblemente en los próximos tres años, a razón de unos 700 millones de dólares. anuales», y la inflación «que exigirá con carácter permanente un clima de moderación de toda la sociedad, comprendiendo que una inflación de costos sólo es controlable a través de un compromiso de moderación de todas las rentas». En este sentido anunció que las actuales limitaciones, establecidas por vía de decreto desde 1975, deberán ser sustituidas para ejercicios próximos por pactos sociales responsables en los que los empleadores, trabajadores y Gobierno, las tres partes conjuntamente, definan a nivel de cada sector, y para algunos aspectos generales a nivel nacional, criterios de común aceptación sobre la evolución de las rentas».

El capítulo de previsiones fue abordado por Villar Mir que dijo que la política económica del Gobierno se orientará a que la tasa de crecimiento del PNB aumente entre un 3 y un 4 por 100 en 1976, pero terminando el año a un ritmo anual del orden del 5 por 100. Para los años siguientes se mostró incluso más optimista y aventuró la tasa del 6 por 100.

Las previsiones se ampliaron al sector exterior y a la inflación. Sobre el primer punto dijo que nuestro déficit exterior corriente deberá quedar por debajo de los 3.000 millones de dólares en 1976, de los 2.000 en 1977, y de los 1.500 en 1978.

La contención de la inflación, según Juan Miguel Villar Mir, en 1976 debería dar paso en 1977 y 1978 a una reducción de ésta a niveles del orden del 10 por 100, alcanzable sólo con la colaboración de la sociedad toda mediante los necesarios pactos sociales. Terminó el señor ministro de Hacienda repasando el proyecto de ley de actuación económica y reseñando la vital importancia que tiene para que se cumplan los objetivos económicos fijados por el Gobierno.

Los cien días del proyecto de ley de actuación económica

Juan Miguel Villar Mir, primer ministro de Hacienda de la Monarquía, se planteó desde su llegada al Ministerio la necesidad de un plan de actuación económica. Después de varias redacciones y borradores, tenemos noticias de más de una docena, se adoptó la medida depreciadora de la peseta en la segunda semana de febrero, al tiempo que se anunciaba un conjunto de disposiciones coyunturales.En un Consejo de Ministros extraordinario de martes, el Gobierno aprobó las medidas Villar, aunque decidió no usar el procedimiento del decreto ley y pasarlas a las Cortes como proyecto de ley.

Dos semanas después de la aprobación del Consejo, las Cortes recibieron el proyecto para tratarlo por el procedimiento de urgencia. Las reacciones, contrarias levantadas en la Cámara y entre los grupos parlamentarios fueron tales que se consideró probable una derrota del Gobierno

El cúmulo de enmiendas retrasó el informe de la ponencia

encargada del mismo, al tiempo que desgastó la beligerancia contra el proyecto. A los cien días del estudio, la ponencia preseritó un informe, que revisa algunos puntos del proyecto

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