Tres corresponsales en Moscú, acusados de servir a la CIA
Tres corresponsales norteamericanos fueron acusados en el último número de la revista soviética Literaturnaya Gazeta, órgano de los escritores rusos, de estar trabajando para la Agencia Central de Inteligencia (CIA).Las acusaciones de la revista soviética, que no documenta sus afirmaciones, se inscriben en el marco de un progresivo deterioro de las relaciones soviético-americanas.
La denuncia de Literaturnaya Gazeta contra George Krimski, de Associated Press; Christopher Wren, de New York Times, y Alfred Friendly, de Newsweek, sería, en concreto, una respuesta a la expulsión de Tokio del corresponsal de la agencia soviética Novosti, cuya presunta relación con los servicios de información de su país fue denunciada por Estados Unidos a las autoriades japonesas.
Las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética se han visto perturbadas en los últimos meses por las agresiones contra diplomáticos de cada uno de los dos países en el otro y por los «bombardeos» de radiaciones a que está siendo sometida la embajada norteamericana en Moscú para alterar sus sistemas de comunicaciones.
Hace sólo unos días, la representación diplomática estadounidense en la capital soviética decidió proteger con telas metálicas todas sus ventanas para contrarrestar el efecto de las radiaciones.
Para sustentar sus acusaciones contra los tres periodistas norteamericanos, Literaturnaya Gazeta cita diversas cartas recibidas en su redacción, no identificadas, en las que se asegura que los citados corresponsales se exceden de sus atribuciones normales mostrando un interés particular por «ciertas informaciones y por determinados lugares».
La revista de los escritores soviéticos añade, por otra parte, que los servicios de inteligencia norteamericanos pagan también a periodistas de Reuter, France Presse, Nueva China y a decenas de otros periódicos en distintos países del mundo.
En el mismo número, Literaturnaya Gazeta acusa al Gobierno de Estados Unidos de violar los acuerdos de Helsinki, por haber denegado el visado de entrada en Estados Unidos a una delegación de los sindicatos soviéticos, que había sido invitada por los sindicatos de San Francisco.
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