Wilson, presidenciable de la Internacional Socialista
Harold Wilson podría ser el próximo presidente de la Internacional Socialista, según se dijo ayer en Londres. El otro posible candidato para el puesto sería el ex canciller alemán Willy Brandt. Ninguno de los dos, sin embargo, ha dicho nada al respecto ni se ha presentado personalmente como candidato.
La elección tendría lugar en el próximo Congreso de la Internacional Socialista, que se celebrará en Ginebra desde el 28 al 30 de julio próximo.En este momento, el presidente de la organización es el ex líder del Partido Socialista austríaco, Bruno Pittermann.
La Internacional Socialista, cuya sede está en Londres, necesita a un político a su frente. Hasta el momento, la función de Pittermann ha sido casi puramente administrativa.
En el Congreso de Ginebra, la Internacional Socialista, en la que están representados partidos ajenos al bloque comunista, se hablará básicamente, del conflicto de Oriente Próximo, de la seguridad europea, de los derechos humanos y de la crisis económica mundial. James Callaghan, actual primer Ministro británico, será uno de los principales oradores en el Congreso, y Wilson, su antecesor y posible presidente de la Internacional, recibirá un homenaje por su sesenta cumpleaños. Precisamente al cumplir esa edad, en marzo, Wilson dimitió del liderazgo del Partido Laborista.
Si Harold Wilson es en efecto elegido presidente de la Internacional Socialista, se produciría su vuelta a la política de cara a Europa. De cara a Gran Bretaña, sir Harold Wilson -como ahora hay que llamarlo- ya ha efectuado su regreso.
«Conexión sudafricana»
Harold Wilson no podía conformarse con pasar a ser un diputado laborista cuya presencia en la vida inglesa se redujera a recibir títulos honoríficos y a asistir a bailes organizados por Buckingham Palace.Su regreso a la escena política se ha producido por un motivo muy vidrioso: la llamada conexión surafricana. Sir Harold Wilson repitió ayer en Londres que hay fuerzas extranjeras que operan en Gran Bretaña «con el objeto de deteriorar la posición de individuos y grupos políticos que se han opuesto en este país a toda forma de apartheid, al envio de armas a Suráfrica y que han apoyado las sanciones contra el régimen de Rodesia».
Otro miembro del Parlamento, Paul Rose, laborista, ha indicado que, ex¡ste un dossier en el que se comprueba que lo que dice el ex primer ministro es una sospecha basada en la realidad, ayer se afirmó que dos ministros laboristas, Foot y Benn, considerados como líderes de la izquierda gubernamental, están en la lista de personajes que la organización surafricana a la que alude Wilson se propone desacreditar, después de haber acabado con la vida política de Jeremy Thorpe. El dossier en el que tanto Wilson como Rose se basan para hablar de esta conexión surafricana está en poder de Fouad Kamilo un ex empleado de una empresa sura surafricana que vive en Barcelona.
La embajada surafricana en Londres dijo ayer, a través de uno de sus portavoces, que el Gobierno de Suráfrica no tiene nada que ver con este supuesto complot. «A veces nos divierten y a veces nos irritan estas denuncias».
Pero Wilson no cesa: ahora acaba de pedir a los periodistas británicos que realicen una investigación profunda para desentrañar este asunto. «Harían así un gran servicio a la actualmente amenazada democracia británica». Se cree en Londres que un periodista pagado por Suráfrica fue el que provocó el caso Thorpe.
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