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"Africa para Ios africanos", dice Giscard

Los 19 países integrantes de la conferencia franco-africana, que se inauguró el lunes en París, constituyen una amalgama de diferentes tendencias políticas y económicas.

Sin embargo, está previsto que se traten exclusivamente temas económicos, encuadrados en cuatro grandes grupos: la conferencia Norte-Sur, tema de especial cariño para el señor Giscard d'Estaing, el desarrollo de los países africanos, el tema de la descolonización y problemas relacionados con el Africa Austral.

«Africa hay que dejársela a los africanos, y la única competición posible es la que tenga por objetivo su desarrollo económico, social y cultural», les dijo el presidente francés, señor Giscard d'Estaing a los 19 jefes de Estado o de Gobierno africanos, al recibirlos en el Palacio del Elíseo. Así empezó, el día 10, la tercera conferencia francoafricana, que concluyó ayer en Versalles.

Lo que en tiempos del general De Gaulle y del señor Pompidou fue una reunión familiar, en esta ocasión reviste la importancia internacional que, de repente, confirió la crisis de Angola al continente africano. El señor Kissinger, hasta entonces de espaldas a los negros de tierras tan lejanas de los Estados Unidos, fue brutalmente sacudido por los soviéticos y cubanos.

Dimensión política

Las palabras del presidente francés parece que van en el mismo sentido que los deseos de la mayoría de sus huéspedes a quienes aterra imaginar sus países convertidos en nuevo campo de confrontación de los dos grandes. Y cuando el señor Leopoldo Sedar Senghor, al llegar a París declaró: «he insistido para que evitemos las cuestiones políticas», se traiciona conscientemente, porque a juicio de todos los observadores, es la candente dimensión política africana la que les trajo a París.Los hombres moderados, como el jefe de Estado del Senegal, aludido, y el de Costa de Marfil, señor Hufuet Boigny, que incluso teme un conflicto nuclear a causa de las rivalidades entre el coloso capitalista y el socialista, preconizan una evolución pacífica del continente, paso a paso.

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Pero sus problemas de desarrollo, complicados con la crisis de occidente, no facilitan el nuevo orden económico mundial, basado en la estabilización de los precios de las materias primas, que es lo que persigue el presidente galo con la idea de la conferencia Norte-Sur. Los intransigentes del grupo de los 19, reunidos en París, por el contrario, pleitean en favor de una subida de los productos básicos. Y de las fricciones entre unos y otros, dada su fragilidad política, pueden surgir nuevos casos como el de Angola.

Los países que pertenecieron a Francia, Bélgica, Portugal, Inglaterra, parece que quisieran encontrar solución a sus problemas económicos y políticos en París, o al menos, alguna luz nueva. «No hay por qué hacer procesos de intención a nadie, -explicó al iniciarse la reunión del Elíseo, un diplomático belga a un grupo de periodistas-, pero es lamentable. No está demás venir a pedir consejo a París.

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