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Medvedev, el gigantesco cúmulo de la frustración de un tenista herido

El ruso cae ante Fritz en la apertura de Turín (6-4 y 6-3) y protagoniza un feo espectáculo, expuesto a terminar el año en blanco por primera vez desde 2017

Daniil Medvedev
Medvedev tira su raqueta durante el partido contra Fritz en Turín.Guglielmo Mangiapane (REUTERS)
Alejandro Ciriza

Para abrir boca en Turín, show. Pero no precisamente del bueno. Daniil Medvedev, ese tenista que navega entre dos mares tan antagónicos, pura paz fuera del rectángulo y un volcán dentro, explota después de ceder el primer parcial frente a Taylor Fritz a consecuencia de las tres dobles faltas que ha cometido de manera sucesiva. Entonces, agitado ya ese interior del ruso, escupe con fuerza la lava: una raqueta reventada contra el suelo, otra volando fuera del límite de la pista, malabarismos varios e incluso un amago de restar con la raqueta al revés que corrige en última instancia, cuando el runrún ya se ha apoderado del Inalpi Arena y la gente piensa que el protagonista, derrotado (6-4 y 6-3) y completamente crispado en la apertura de la Copa de Maestros, está tomándole el pelo a todo el mundo.

“Desgraciadamente, no me sale nada y me enfado, me frustro. Pero esta vez no ha sido con nada en particular, sino conmigo mismo. Me frustro”, razona ante los periodistas el de Moscú, 28 años, con voz de chico bueno y como quien nunca ha roto un plato. “Ay, Daniil…”, suele decirse entre bambalinas, llegando a comprenderse la situación de un jugador que ha recibido por todos lados; de las leyendas y de los que acaban de aterrizar. Algo se rompió ahí dentro cuando Rafael Nadal le tumbó en Melbourne hace dos años cuando, ya se sabe, dominaba por dos sets y acabó mordiendo increíblemente el polvo. Así que, pese a los títulos, el prestigio adquirido y los piropos recibos, él arrastra y arrastra. Demasiados golpes. Un grande, un cetro maestro, número uno. Sí, piensa para sus adentros, pero podía haber llegado mucho más lejos y alcanzado una dimensión mayor.

El caso es que, como bien dice él, no le sale nada. Desde que Jannik Sinner le remontara otros dos parciales en la final de Australia de este año, no ha terminado de enderezar un rumbo que definitivamente ha ido torciéndose en la recta final de una temporada en la que su casillero de premios tal vez termine vacío. La derrota contra Fritz, muy inspirado con el servicio, le sitúa ahora ante el abismo y, en cambio, multiplica las opciones de progresar hacia las semifinales del norteamericano, el cuarto tenista que más victorias (50) acumula en 2024, solo por detrás de Alexader Zverev (66), Sinner (65) y Alcaraz (52). Finalista también en el US Open, él sonríe y despotrica el vencido.

“Después de ese break [en el segundo parcial] he pensado que ya había perdido el partido. Ok, no me importa. Pero tenía que terminar, no podía retirarme”, indica a la vez que apunta a las pelotas, cuyo peso y cuya composición, remarca, hace que el juego se alargue de forma constante y dificulte mucho que los tiros puedan desbordar al rival. “No me sorprende en absoluto, lo veo desde hace dos o tres años, día tras día. Cada entrenamiento y cada partido son una lucha. Ahora no siento ningún placer de estar en la pista”. No alberga, pues, demasiadas esperanzas para lo que resta de semana, al admitir que está deseando que termine el curso para disfrutar del descanso.

“Al cien por cien, y es la primera vez que lo digo”, contesta con la buena educación que le caracteriza, siempre generoso en las respuestas y el razonamiento por mucha que le vengan mal dadas. “Por lo general, las ATP Finals [el torneo] no han sido fáciles para mí. La única vez que gané fue cuando comenzó el año en el US Open [en 2020, por la interrupción por la pandemia], así que fue un poco diferente. Desde hace mucho tiempo lucho contra algo que no depende de mí. Soy un buen luchador, el número cuatro del mundo, aunque pueda caer al cinco si Taylor juega bien aquí; y seguiría siendo bastante decente... Pero estoy cansado de luchar contra algo que no depende de mí. Voy a ver cómo va. Si no funciona, me voy de vacaciones y tan feliz”, remata en la sala de conferencias.

A excepción de ese terreno prohibido para él que supone la tierra batida, Medvedev se desempeña desde hace un lustro como uno de los competidores más sólidos y feroces del circuito. Presente casi siempre en las cotas finales de los torneos, no ha habido año en el que no haya probado bocado desde 2018; a partir de ahí, garantía de trofeos —seis Masters 1000, además de la corona maestra, el US Open de 2021 y la Copa Davis; un total de 20— y un crecimiento interceptado por las flechas lanzadas por parte de Nadal y Djokovic, primero, y de Alcaraz y Sinner, después. Nunca baja los brazos el gigantón, pero el castigo le guía con frecuencia hacia el cortocircuito. De todos los colores, los ha firmado. Hay también cruce de cables en Turín, se expone a quedarse en blanco y desde el exterior vuelve a brotar la expresión, mitad censora, mitad empática: “Ay, Daniil…”.

SINNER, SIN SOBRESALTOS

A. C. | Turín

Con la primera victoria en el casillero, Fritz admitió ante los periodistas que por momentos le saltaba la risa al ver las reacciones de Medvedev, del mismo modo que el espectáculo del ruso puede llegar a hacer que el de enfrente pierda la concentración. “Para ser honesto, él es muy divertido; incluso cuando no juega contra mí, me hace reír”, apuntó; “ha puesto la raqueta al revés, y aún así ha sido capaz de devolver la pelota”.

A su triunfo se sumó por la noche el de Sinner, que resolvió sin contratiempos —más allá de una rotura encajada en el tramo inicial del partido— el enfrentamiento con Alex de Miñaur (6-3 y 6-4). Por lo tanto, el martes se medirá con el estadounidense con la posibilidad de sellar su acceso a las semifinales del torneo. El número uno totaliza 66 victorias, al frente del listado este año junto con Alexander Zverev.

El alemán, integrado en el otro grupo de la competición, intervendrá este lunes (no antes de las 20.30) ante Andrey Rublev. Antes saltará a la pista Carlos Alcaraz, que abrirá su participación frente al noruego Casper Ruud en el turno diurno (14.00, Movistar+). En los cruces previos, un 4-0 favorable al murciano, presente por segunda vez en el Masters.

Por otra parte, Marcel Granollers no pudo comenzar con buen pie su andadura en la modalidad de dobles. El barcelonés y el argentino Horacio Zeballos cedieron ante el dúo formado por el finlandés Harri Heliovaara y el británico Henry Patten (7-6(2) y 6-4). El martes se enfrentarán en el segundo compromiso de su grupo al neerlandés Wesley Koolhof y Nikola Mektic, superiores a los australianos Max Purcell y Jordan Thompson (7-6(1) y 6-3).

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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