La fuga de talentos en Ducati, la gran batalla entre bambalinas en MotoGP
El éxito de la marca de Bolonia, que debe decidirse ahora entre los pilotos Martín y Márquez, provoca que el resto de fabricantes fichen a algunos de sus mejores ingenieros a golpe de talonario
En medio del lío morrocotudo por saber quién será el compañero de Pecco Bagnaia en el equipo de fábrica en 2025, Ducati debe lidiar estos días con otras fichas de mercado que caen, inevitablemente, en manos del enemigo. Todo ello es consecuencia de los grandes éxitos cosechados estos últimos años. En MotoGP, no solo los pilotos marcan el devenir de los proyectos, y dentro del paddock son muchos quienes aseguran que es más crítico perder a los ingenieros que conocen los secretos mejor guardados dentro de cada garaje.
“Perdemos información, y ese es el gran problema”, resume Gigi Dall’Igna, máximo responsable de Ducati Corse, en conversación con EL PAÍS. La fuga de talento que sufre la fábrica de Bolonia, que estos días corre en casa durante el GP de Italia, es notable, si bien no le preocupa en demasía. “Si alguien abandona el equipo por el motivo que sea, tenemos a la siguiente generación empujando y preparada. El principal inconveniente es más bien que estos ingenieros que abandonan el equipo se llevan información clave, los secretos de nuestra tecnología. En esta compañía compartimos la mayoría de detalles con todos nuestros ingenieros, porque nuestra visión es crecer juntos, de la mano, de manera uniforme, expandir esta cultura de trabajo transparente que tenemos”, explica.
El gran gurú de la categoría reina, que musita estos días si subir a Jorge Martín o Marc Márquez al equipo oficial el año que viene, no solo ha convertido sus motos en las más codiciadas por los pilotos, sino que también ha elevado el valor de sus ingenieros, auténticos caramelos para el resto de fábricas. En los últimos años, la salida de especialistas hacia los equipos rivales, varias a golpe de talonario, ha incluido a algunos de los profesionales con participación clave en la transformación de la moto roja en referencia absoluta del campeonato.
Yamaha, que parece ver la luz al final del túnel en plena crisis de las gigantes japonesas, contrató para este curso al anterior máximo responsable del área aerodinámica de Ducati, Marco Nicotra, y luego se hizo con los servicios de Massimo Bartolini, mano derecha de Dall’Igna e ingeniero de rendimiento en Borgo Panigale. La austríaca KTM, una de las fábricas con mayor músculo económico, lleva años pescando en el garaje de los italianos. Desde Fabiano Sterlacchini, técnico que pasó por los departamentos de motor, electrónica y aerodinámica, hasta Alberto Giribuola, jefe de mecánicos durante los subcampeonatos de Andrea Dovizioso. Este éxodo se ha multiplicado desde que lograron los primeros títulos de constructores (2020) y por equipos (2021), después de muchos años picando piedra.
“En Europa hay muy buenos técnicos, con mucha experiencia”, valora Alberto Puig, director deportivo de Honda, que el año pasado intentó pescar precisamente al pez más gordo en Ducati. “No todo el mundo está disponible, hay mucha gente que está colocada, pero dentro de lo que se puede vamos buscando opciones”, agrega, sin mencionar específicamente el nombre de Dall’Igna u otros objetivos. La persecución de perspectivas frescas para el apartado técnico en el seno de la marca japonesa, sumida en una de las mayores crisis de su historia, avanza lentamente, pero viene de lejos.
“Cuando viene un técnico de otra cultura, con otra aproximación a las carreras, es muy interesante. Él puede entrar al equipo con una visión totalmente diferente, y eso es lo que se pretende”, comenta el expiloto español, que lleva 35 años trabajando para la marca del ala dorada. “La realidad, los datos, nos dicen que los europeos han dado un paso al frente muy importante”, concluye. No necesitan más motivos para intentar, aunque les cueste, transformar el sistema de trabajo e incluir más especialistas europeos, como el consultor de Kalex, Alex Baumgartel, o un ex de Ducati como Filippo Tosi.
Otro miembro prominente del paddock que aporta una visión paralela a este asunto es Massimo Rivola, máximo responsable de Aprilia, la otra marca que corre en casa en Mugello. El que fuera director deportivo de Ferrari sabe muy bien que Dall’Igna surgió de la cantera de la casa de Noale, con muchos menos recursos que su vecina de Borgo Panigale. Con la perspectiva del tiempo, ese cambio de filas en 2013 representa la fuga de talento más notable de la historia contemporánea del motociclismo de carreras.
Si algo queda claro es que los ingenieros europeos, en concreto los italianos, están muy demandados en MotoGP estos días. “Seguramente, las universidades italianas, me refiero por ejemplo a las de ingeniería, son excelentes. Nosotros trabajamos mucho con ellas, entre ellas la Universidad de Padua. Creo que los italianos, por naturaleza, tienen un ingenio y una capacidad de inventar que otros no tienen, además de una pasión inconmensurable”, aventura Rivola sobre este dominio actual en la categoría reina. “Es difícil decir por qué, pero es una realidad. Tenemos mucho talento que sale de Padua, Bolonia, Módena, Milán, y lo único que sé es que funciona”, concuerda Dall’Igna.
Ambas fábricas trabajan junto a las grandes universidades del norte de Italia, en constante sinergia, para detectar a los mejores talentos y ofrecerles un hueco en sus programas de carreras desde bien jóvenes. Puig dice que en Honda se han fijado en este detalle, ni mucho menos baladí. “Hay que desarrollar mejor a los ingenieros japoneses, que llegan de la universidad y tienen mucha teoría, pero les falta práctica. La práctica es estar en el circuito, en Europa, y echar horas, horas y más horas”, remacha.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.