El piragüismo español, a la espera del K4-500
Craviotto y Arévalo no suben al podio del K1-200: “sólo preparamos el K4”. Antía Jácome es quinta en el debut de la canoa, y el K2-1000 de Cubelos-Peña, sexto
La plata que el martes consiguió Teresa Portela con 39 años en el K1-200 cobró aún más valor si cabe este jueves cuando, en la misma pista, compitieron Saúl Craviotto (36 años 7 cuatro medallas olímpicas) y Carlos Arévalo, 27, y primeros Juegos. El 200 es una distancia que no suele perdonar la edad. Desfondado y con la lengua fuera acabó Craviotto –séptimo- que no tuvo buenas sensaciones en el 200 en ningún momento. Ni el día de la eliminatoria –hizo salida nula- ni este jueves durante la semifinal y la final.
Ni él ni Arévalo (quinto) se prepararon para el K1-200 en este ciclo olímpico. De hecho, hasta hace un mes Craviotto no tenía ni decidido hacerlo en estos Juegos y, de hecho, lleva una semana repitiendo que no iba a ser su prueba en estos Juegos. Craviotto fue plata en el K1-200 en Londres 2012 y en Río 2016 arañó un bronce después de colgarse el oro en el K2-200. “Había rivales con una marcha más, en la salida lo he notado bastante y esta es una prueba tan rápida que tienes que ir sobrado de explosividad y chispa. Si la salida siempre ha sido mi punto débil incluso cuando preparaba exclusivamente el K1, imagínate ahora que llevo años centrado en el K4…”, explicó.
La última vez que Arévalo y él hicieron un 200 fue el pasado mes de marzo en los selectivos internos. Así lo explicaba Miguel García, el técnico, después de las semifinales: “Se nota que nos falta el punch que se necesita para alcanzar el pico de velocidad. Normal, la preparación se ha centrado únicamente en el K4”. Modalidad en la que España no gana una medalla olímpica desde Montreal 76 y en la que derrotaron a Alemania por primera vez en los últimos tres años el pasado mes de mayo en la Copa del Mundo de Szeged.
“No lo hemos preparado, pero había que hacerlo aquí, ya que estábamos, nos vino además bien para calentar motores de cara al K4-500”, explicó Craviotto. Las eliminatorias del K4, prueba en la que han invertido todo el ciclo olímpico y en la que le pelearán el oro a Alemania, son en la madrugada de jueves a viernes y las semifinales y la final este sábado. Remar un K1-200 y un K4-500, aunque sean la misma disciplina, es completamente diferente. “Por el ritmo de palada entre otras muchas cosas”, explica Arévalo.
El piragüismo es el segundo deporte con más medallas olímpicas después de la vela (18 por 21) y en Tokio suma dos (las platas de Maialen Chourraut y Teresa Portela. Este jueves buscaba una tercera con el K2-1000 de Paco Cubelos e Íñigo Peña, los más regulares de este ciclo olímpico, tanto que se bajaron del podio de un Mundial sólo en una ocasión: en 2017. Fueron plata en 2018 y 2019 y dos veces bronce europeo en 2017 y 2018. En mayo sorprendieron a más de uno cuando, por primera vez desde que palean juntos, se quedaron fuera le la final en la Copa del Mundo de Szeged. Remaron la final B. “No llegábamos bien a esa Copa del Mundo porque después del selectivo interno organizamos la preparación para tener el siguiente pico de forma en los Juegos. Muchas veces hemos competido así, con cargas de trabajo y sin estar a tope; a veces salvas los platos, pero otras no”, explicaba hace unos días, ya en Tokio al mismo tiempo que aseguraba que las sensaciones de esos dos últimos meses habían sido las mejores de todo el ciclo olímpico. Terminaron quintos y dijeron que había sido una de sus mejores carreras, pero que los rivales tiraron mucho. Ganó Australia por delante de Alemania y República Checa.
La que sí paleó muy por encima de las expectativas de todos fue Antía Jácome, 21 años y debutante en estos Juegos en la canoa femenina, que también se estrenaba. Fue quinta en el C1-200 a poco más de 20 centésimas del bronce. Por edad y progresión se plantará en París2024 con opciones reales de podio.
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