Raphinha: “Si no estás lejos de la fiesta y de la noche, la técnica no sirve de nada”
El brasileño, revelación del sorprendente Barcelona de Hansi Flick, conversa con EL PAÍS de su presente, de Xavi, de Lamine Yamal, de Vinicius y de los gritos racistas en el Santiago Bernabéu
No parece disfrutar de las entrevistas, pero tampoco se muestra incómodo. Habla despacio, pasa de puntillas por alguna pregunta, pero no se esconde: es franco. Más reservado para hablar de su pasado que de su presente, Raphinha (Porto Alegre, Brasil; 27 años) ha pasado de las dudas a las certezas, convertido en la revelación del sorprendente Barcelona de Hansi Flick. “¿El Barça para qué está?”, se pregunta antes de recibir este domingo al Espanyol en el Montjuïc (16.15, en Dazn), “cuando juegas en este club tienes que ganar todo”. Y en esas está el Barcelona, líder en la Liga.
Pregunta. ¿Le hubiese gustado un derbi menos descafeinado?
Respuesta. En los derbis, después de todo lo vivido, le puedo asegurar que no importa si un equipo está peleando por el descenso y el otro por la liga. En Inglaterra, por ejemplo, el Leeds contra el United es como un derbi histórico. Y le dimos mucho trabajo. Tuvieron que correr mucho más de lo que esperaban.
R. Los de la calle, esos sí que son picantes. Cuando eres pequeño y vives en una favela te acostumbras a ver pasar gente con pistolas. Y hay aficionados que van a los partidos con armas. Intentan ponerte miedo para que su equipo gane. Una vez, de niños, estábamos en el vestuario y empezaron a golpearnos la puerta. “Si ganan, no salen de aquí”, nos gritaban. Perdimos, pero porque eran mucho mejores.
P. Con la perspectiva del tiempo, ¿cómo recuerda esa etapa de su vida?
R. Es difícil hablar de esto. Nuestra vida en América del Sur no tiene nada que ver con la de Europa. Es completamente diferente.
P. ¿Piensa en esa parte de su vida o lo ha pasado tan mal que se olvida?
R. Es imposible de olvidar. Son momentos difíciles, momentos que te hacen más fuerte, momentos que te hacen crecer como persona y como profesional.
P. ¿Recuerda alguno en particular?
R. Tenía cerca de 12 años. Estaba con un amigo, todos sucios después de haber terminado un entrenamiento. No había duchas en el club. Y el bus tardaba mucho en llegar. Teníamos hambre, pero no teníamos dinero. Entonces, comenzamos a pedir en la calle para comer algo. Fue un poco complicado, la gente no quiere que la molestes. Personas de buen corazón nos ayudaron. Pero entiendo a la gente que no nos dio nada. Es complicado que te paren, parecíamos como chicos que vivíamos en la calle. Es normal que se asustaran un poco.
P. Otra vida.
R. Otra vida, sí. Es importante no olvidarse de todo lo que pasamos. Recordar te convierte en una mejor persona.
P. ¿Y cómo se escapa de esa vida?
R. Yo conocí a muchos chicos que, en mi opinión, eran mejores que yo. Técnicamente, mucho mejores. Pero el deportista es mucho más que técnica. Hoy puedes ser técnicamente el mejor de tu generación, pero sin disciplina… Si no eres consciente de que vas a tener que sufrir por estar lejos de casa, lejos de tus amigos; si no eres consciente de que tienes que estar lejos de la noche, lejos de la fiesta; si no piensas que tienes dejar eso de lado, la técnica no sirve de nada. La técnica es importante, pero tiene que ir de la mano del trabajo.
P. Técnica y trabajo. ¿Pero y la toma de decisiones?
R. La toma de decisiones es muy difícil. Tenemos menos de un segundo para tomar una decisión. Al final, lo que tú crees que es lo mejor en el campo, la gente de fuera lo ve de otra manera. En el campo tú solo tienes dos ojos, los tuyos. Los de fuera pueden ver todo.
P. ¿La toma de decisiones es lo que marca la diferencia entre un jugador top y otro muy bueno?
R. Lo más importante es saber lo que vas a hacer antes de que el balón te llegue. Tener mapeado todo el campo. Tienes que quitar el ojo del balón para mirar todo lo que pasa a tu alrededor. La gente que lo logra es un genio.
P. ¿Messi?
R. Messi es de otro mundo. Inexplicable.
P. ¿Lamine va por ese camino?
R. Lo veo más parecido a Neymar. Los regates, lo rápido que piensa para regatear. Cuando piensas que le puedes robar el balón te hace algo que nunca has visto en tu vida.
P. ¿El fútbol es un juego, hasta puede ser muy divertido, pero se puede convertir en una tortura?
R. La presión… Yo no jugué al fútbol cuando no había redes sociales, así que no puedo comparar. Pero en el contexto actual, en el que la gente piensa que, porque subes una foto en Instagram, ellos tienen el derecho de decirte de todo y tú te tienes que quedar callado…. Nosotros estamos haciendo nuestro trabajo. Somos afortunados, somos futbolistas profesionales, pero trabajamos mucho para esto. No es fácil cuando la gente te tira caca cuando algo te sale mal. ¿A un abogado que no gana un juicio, voy a ir a su perfil de Instagram a decirle que es malísimo?
P. ¿Es más difícil es Europa o en América del Sur?
R. Allí es peor. La gente tira petardos en tu casa, te siguen con el coche. También aquí es difícil, pero por otras circunstancias. Cuando juegas en un club tan grande como el Barcelona, las críticas son normales. Aquí la exigencia está en el nivel más alto. Yo necesité un tiempo de adaptación.
P. ¿Futbolística o mental?
R. Las dos. En este club, hay que ganar siempre. Y cuando las cosas no salen…
P. ¿Por qué no le salían?
R. No lo sé. La exigencia que tenía conmigo mismo quizás me condicionaba un poco. Si lo supiera, lo hubiera superado más rápido.
Lamine me recuerda más a Neymar, por lo rápido que piensa para regatear
P. Antes de medirse al Bayern, en la rueda de prensa, hablaba de la confianza. ¿Todo es confianza?
R. La confianza no solo es importante en el fútbol, también lo es en la vida. Si en tu trabajo no tienes confianza para hacer lo mejor, es difícil que te salgan las cosas. Y, cuando no la tienes, muchas veces te olvidas hasta de lo que sabes hacer.
P. ¿Es peor cuando sabe que solo va a jugar 60 minutos [en la etapa de Xavi Hernández completó siete de 60 partidos]?
R. Ahí es más complicado. Me río, porque me ha pasado mucho eso. No es ninguna crítica a Xavi. Inconscientemente, yo ya sabía que me iba a tocar salir. Intentaba hacer todo en 60 minutos y no me salía nada. Y otras veces, cuando sí me salían las cosas, me quitaba igual.
P. ¿Lo habló con él?
R. Sí, pero son decisiones del entrenador.
P. ¿Flick qué tiene? Es prácticamente el mismo equipo, solo con la incorporación de Dani Olmo, que estuvo varias jornadas lesionado.
R. Son personas diferentes, que tienen una manera diferente de hacer su trabajo y de tratar con los jugadores. También ayuda el hecho de cambiar la mentalidad después de no ganar nada.
P. ¿Los entrenamientos son duros ahora?
R. Son duros, sí.
P. ¿Se siente protagonista?
R. No me siento protagonista. Sí sé que estoy haciendo una buena temporada, pero el protagonismo es de todo el equipo. Si marcamos 10 goles, pero encajamos 10, el partido termina empatado. Cuando todos están bien, es natural que los delanteros sobresalgan más, son los que marcan goles. En mi opinión, todos son protagonistas.
P. ¿Se sintió fuera del Barcelona en algún momento?
R. En algunos momentos, sí. Sobre todo, durante los primeros seis meses, los de antes del mundial. Pero también lo he sentido en el resto de las ventanas. Siempre se decía una cosa u otra, que si no servía, que si había que venderme.
P. ¿Qué pensaba?
R. Por momentos, me lo creía.
P. ¿Deco, el director deportivo, qué le decía?
R. Lo mismo que mis padres y mi esposa. Me decían que tuviera paciencia. Todos estaban tranquilos, sabían lo que podía hacer en el campo. Pero, al final, el que jugaba era yo. Y como tengo esa exigencia muy alta, cuando no me salían las cosas era difícil.
P. ¿Ahora le sale todo?
R. Sí, ahora me sale todo.
No podemos normalizar que la gente vaya a los estadios a insultar
P. Varios de sus compañeros aseguran que, durante el clásico Vinicius, les decía que el lunes ganaría el Balón de Oro, ¿a usted también se lo dijo?
R. La verdad es que no. Después del partido nos encontramos, pero intentamos hablar de otras cosas. Al final, vivimos el fútbol 24 horas y cuando nos vemos nos preguntamos por nuestras familias, que se conocen. Hablamos de la vida.
P. ¿Por qué con Lamine Yamal no pararon el partido después de los insultos racistas en el Santiago Bernabéu?
R. Ya lo hemos hablado, cada persona es diferente. Claro que te molesta, estamos haciendo nuestro trabajo. Sabemos que la afición del otro equipo puede intentar hacer de todo para que la cosas no te salgan bien y que nosotros debemos estar concentrados, pero cuando te insultan y esos insultos los llevan hacia otro lado, es más complicado. Hablé con Ansu [Fati] después y nos contó lo que le había pasado. Él estaba más triste. Con Lamine escuchamos que nos estaban diciendo cosas, pero no entendíamos exactamente lo que nos estaban diciendo. Pero Ansu sí que lo entendió. Después del partido, vimos los vídeos y ahí nos dimos cuanta de lo que nos habían dicho.
P. ¿Se arrepiente de no haberlo parado?
R. Lo que podemos hacer después de los partidos, lo hacemos después. Durante, tenemos que estar centrados. Hay mucha gente que normaliza que se vaya a los estadios a insultar. Eso no puede ser normalizado. Alguien con más poder debe hacer algo.
P. ¿Entiende entonces a Vinicius?
R. Claro. Nosotros no sabemos lo que pasó en su infancia. No sabemos las cosas que ha escuchado cuando era pequeño. Estas cosas llevan a las personas a su límite y a él le molesta mucho. Vinicius es un chico muy sonriente, siempre está haciendo bromas. El único tema que le molesta mucho es este, entiendo su cabreo. Pero no estoy en su situación, así que no puedo decirle qué es lo que haría en su lugar.
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