_
_
_
_

Javier Gómez-Navarro, la transición en el Deporte

Ex ministro, secretario de Estado para el Deporte y presidente del CSD, fue una figura clave en Barcelona 92 y en la transición de los clubes a sociedades anónimas

Javier Gómez-Navarro
Javier Gómez-Navarro, durante su presidencia del Consejo Superior de Cámaras de Comercio, en 2010.Carlos Rosillo

Cuando en 1987 Felipe González designó a Javier Gómez-Navarro como secretario de Estado para el Deporte, el mundillo deportivo se revolvió, incómodo. No es que fuese un cualquiera, ni mucho menos: ingeniero químico industrial, había sido gerente de Cuadernos para el Diálogo, editor de la revista Viajar (los viajes eran su gran pasión, tenía una biblioteca colosal sobre ese tema), impulsor de FITUR, de la que llegó a ser secretario técnico, presidente de Viajes Marsans y miembro creador del Club de Empresarios. Todo eso a los 42 años.

Pero no tenía ningún nombre en el deporte y su aparición desbarató la quiniela de aspirantes propia de estos casos, muchos ellos autonominados como tales. La prensa deportiva se sintió desconcertada y salió a relucir que el nombramiento vulneraba unas de las condiciones exigidas para el cargo, la de tener alguna experiencia en la dirigencia deportiva. Este asunto se obvió esgrimiendo que la familia Navarro era fuerte accionista de Boetticher y Navarro, empresa que tenía un modesto equipo de fútbol en la Tercera División madrileña.

En su primera conferencia de prensa fue asaeteado con preguntas difíciles y triunfó por talante y talento. Luego se enfrascó en un corto periodo de estudio y consultas del que salió sabiendo todo lo que había que saber: cuáles eran las necesidades y cuáles los puntos débiles. Formó un equipo ideal y se puso a ello.

Gómez-Navarro (Madrid, 1945) ha fallecido este jueves a los 78 años. A él se debe la Ley del Deporte de 1990, que no había sido retocada hasta 2023. Allí aparecieron las ligas profesionales de fútbol y baloncesto, lo que incluyó la conversión de los clubes de fútbol en sociedades anónimas, un proyecto de buena intención, pero que resultó a medias. A Gómez-Navarro le espantaba la ligereza con que los clubes amontonaban deudas e incurrían en impagos, y adoptó esa decisión convencido de que traería la responsabilidad a las directivas. Pero se vino al traste porque su sucesor, Rafael Cortés Elvira, no tuvo arrestos para sostener el descenso a Segunda del Sevilla y el Celta por incumplimiento, lo que quitó seriedad al intento. Eso aparte, no han sido pocos los ayuntamientos y gobiernos autonómicos que echaron un capote a las gestiones desastrosas de clubes locales. Solo a la llegada de Tebas, pero dentro de la ordenación prevista en aquella ley, se ha alcanzado el rigor financiero y sastisfecho la enorme pella del fútbol con Hacienda, que se acercó a los 800 millones.

Por lo demás, creó el Comité Nacional de Violencia en el Deporte y la Comisión Nacional Antidopaje, iniciativas que se fueron revelando más provechosas según se han vencido viejas inercias del deporte. Y, con vistas ya a Barcelona 92, hacia lo que estuvo orientado su mandato, abrió cinco nuevos INEF y creó un llamado ‘Plan MEC’ para construcción de instalaciones en centros escolares y pequeños municipios.

En Barcelona 92 dio fruto todo esto. Manejó con buen pulso las tensiones Estado-Cataluña, que las hubo, y estimuló a las federaciones a preparar ambiciosos planes para sus deportistas de excelencia, a cuyo fin se contó con el célebre plan ADO, idea de Carlos Ferrer Salat que él contribuyó a desarrollar felizmente.

Puso nombre y apellido, en fin, al deporte en la Transición, con un impulso que desgraciadamente solo han podido renovar algunos de sus sucesores. A pocos (Jaime Lissavetzky y Miguel Cardenal son excepciones) se les ha dejado tiempo para legar una obra provechosa. Muchos otros han sido fugaces aves de paso entre enchufillo acá y enchufillo allá, y en eso han sido equivalentes el PP y el PSOE. El PP tuvo cuatro en el periodo olímpico entre Atlanta 96 y Sidney 2000, y otros cuatro ha tenido el PSOE entre Tokio 2020 y París 2024. No hace mucho, Abc publicó una entrevista con Javier Gómez-Navarro, en la que se quejaba con palabras duras de la desatención de Pedro Sánchez con el deporte.

Después fue ministro de Comercio y Turismo de 1993 a 1996, tras lo que regresó a la actividad empresarial privada. Además, Javier Gómez Navarro fue consejero del Grupo PRISA entre 2017 y 2020. Por donde pasó dejó un sello de eficiencia y bonhomía, pero hasta donde uno alcanza y entiende su principal aportación fue el impulso del deporte, que en aquellos lejanos años de la Transición tuvo en él al hombre adecuado.

Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_